Doscientos años de historia argentina no pueden soslayarse. Los pueblos que niegan su historia comprometen su futuro. Nosotros, los trabajadores organizados, nacimos en las postrimerías del siglo XIX para resistir las injusticias sociales y para luchar junto al pueblo argentino en la formidable tarea de la emancipación definitiva. De aquella epopeya inicial, a la conformación de nuestra querida CGT, en 1930, pasaron muchas décadas de lucha y martirio obrero. Desde entonces, con aciertos y con errores, el movimiento obrero organizado ha sido protagonista fundamental de las más grandes conquistas cívicas, sociales y políticas que se han dado en la historia de nuestro país. Tan es así, que desde el surgimiento del peronismo, hemos ostentado con orgullo la condición de “columna vertebral” del movimiento nacional.
Desde esa visión, y con una profunda vocación de unidad, un conjunto de Organizaciones Sindicales, iniciamos un camino de acción, con tres claros objetivos: La defensa irrestricta de los intereses y derechos legítimos de los trabajadores a partir de la autonomía sindical; la unidad de nuestra CGT, con participación y propuestas y; el decisivo aporte al proyecto político nacional y popular que se inició en 2003 y se proyecta hasta nuestros días, nutrido en las raíces del peronismo.
La trayectoria de lucha del Movimiento Obrero Organizado y su aporte generoso a la causa de la emancipación, nos inspira en esta circunstancia a reinstalar en el seno de nuestra CGT la práctica de organización, participación y debate. Para ello, demandamos gestos de desprendimiento de todos los dirigentes, para que ningún interés personal conspire contra los del conjunto. Son momentos de reflexión y análisis, porque desde allí, y desde el debate de las ideas, surgirá el programa de gestión de la futura conducción de nuestra Central. Ello nos evitará caer en errores de conducción que terminan perjudicando a todos.
Quienes presentamos esta corriente interna de nuestra CGT jamás caímos en la desesperanza, ni nos dejamos seducir en los años de apogeo del neoliberalismo devastador. Lejos de ello, en aquella etapa, nos propusimos recuperar la bandera de la Justicia Social y los derechos conculcados de los trabajadores. Para ello, muchos de nosotros fundamos el MTA, enmarcado en una combinación poco habitual de resistencia, paro y movilización, por un lado y de la elaboración de propuestas, discusión y dialogo, por el otro. Muchas de aquellas reivindicaciones “utópicas”, fueron adoptadas por el actual proyecto y se han transformado en realidad.
Felizmente vivimos otros tiempos. Los argentinos en su conjunto hemos logrado, con activa participación popular, la profundización de la democracia. Pero los trabajadores organizados tenemos que definir claramente una metodología de defensa de nuestros derechos que no afecte los intereses de otros trabajadores, los del pueblo en general ni los de nuestro país. Nuestra CGT necesita recuperar todos sus ámbitos orgánicos de participación democrática, para garantizar la más amplia, pluralista y federal representatividad de los trabajadores de todo el país, y cerrar definitivamente los ciclos de conducciones paternalistas, autoritarias y personalistas.
La Argentina de hoy dista mucho de aquella de comienzos de siglo, quebrada social, moral y económicamente. Por fin, después de muchos años de esfuerzo, hemos vuelto a recuperar la dignidad, aunque nos queda mucho camino por recorrer para consolidar el modelo económico, social y cultural al que aspiramos. Somos conscientes que nos encontramos frente a un horizonte pleno de acechanzas. Los países poderosos, inmersos en una profunda crisis económica y financiera, intentan trasladarnos el costo de sus ajustes. Al mismo tiempo, la persistente actitud de sectores minoritarios de nuestra sociedad, por intereses concretos o infantilismo ideológico, no cesan de hostigar al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, pretendiendo que cambie el rumbo con amenazas desestabilizantes y golpistas. Basta mirar los acontecimientos que se viven en nuestra región para comprender la gravedad de la situación.
Por lo expuesto, los gremios y sindicatos abajo firmantes MANIFESTAMOS:
1- Frente a estos riesgos evidentes, necesitamos una nueva CGT, una Central legitimada por la participación y representatividad de todos sus dirigentes, al servicio de los intereses de los trabajadores y de la Nación Argentina. Porque el movimiento obrero no puede adoptar una posición neutral o indiferente –y mucho menos de oposición- ante la política y la suerte de un Estado que contempla el bienestar de los 40 millones de argentinos. Por el contrario, debe defenderlo de los ataques reaccionarios, manteniendo una autonomía constructiva.
2- Prepararnos para ese probable escenario requerirá multiplicar nuestros esfuerzos y recurrir a toda nuestra capacidad de autocrítica para rectificar errores y consolidar aciertos. Con idéntico razonamiento necesitamos, también, extender lazos con las organizaciones sindicales hermanas que expresan nuestra misma vocación de unidad; intensificar el diálogo y las comunicaciones con los compañeros del interior y establecer políticas de alianza con todos los sectores populares con quienes nos identifica el mismo proyecto de país.
3- El nuevo Consejo Directivo de la CGT deberá respetar la práctica de convocar a reuniones periódicas al Plenario de Secretarios Generales, al Comité Central Confederal y al Plenario de Delegaciones Regionales, para promover la participación y para debatir ideas y propuestas que enriquezcan nuestro aporte a la causa de los trabajadores, que es, en definitiva, la causa del pueblo argentino.
Nuestra rica experiencia de luchas, movilizaciones y propuestas, como trabajadores organizados, debe ser generosamente aportada a toda la sociedad que anhela, como nosotros, terminar de consolidar un modelo de país productivo, con pleno empleo, salarios dignos y justicia social.
MOVIMIENTO DE ACCION SINDICAL ARGENTINO
M.A.S.A.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 5 de julio de 2012
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