Historia, presente y futuro de un vínculo inalterable.
Este 26 de julio se cumplen 69 años del paso a la inmortalidad de Eva Duarte de Perón, la compañera Evita, para quienes la llevamos en el corazón.
En estos días tan complejos, en medio de una pandemia mundial, viviendo como humanidad una experiencia fuerte, obligadas/os a repensarnos y a buscar nuevas respuestas, tanto en lo personal como en lo colectivo, se fortalecen algunas certezas, algunos puntos de referencia insoslayables para avanzar.
La centralidad del trabajo, las profundas injusticias surgidas de la precarización, la violencia laboral y las desigualdades del mercado, son algunas de las cuestiones que debemos abordar. En el marco de la lucha por la Justicia Social debemos incluir la perspectiva de género como una categoría de análisis imprescindible para estudiar el mercado de trabajo y todas las inequidades, que la pandemia ha venido a profundizar. Al mismo tiempo, debemos sumar a más y más compañeras trabajadoras a los espacios de poder, donde se toman las decisiones que luego han de alcanzarnos a todas y todos, que habremos de traducir en acciones sindicales concretas y ampliación de derechos.
Nuestro sindicato representa un colectivo integrado mayoritariamente por mujeres, más del 80%, y hemos definido militar este presente incluyendo la perspectiva del Feminismo Popular con Justicia Social, entendiendo que son la lucha contra el status quo, las estructuras de injusticia que de allí se desprenden y la democratización del poder, banderas que necesitamos incluir decididamente en la agenda del movimiento obrero en su conjunto.
Es en estos momentos, donde uno busca referencia en la compañera Evita. Como sucede con los grandes hitos en la historia colectiva de los pueblos, su figura se agiganta con el paso del tiempo, tanto en nuestro país como en América Latina y en el mundo. Se la pone en valor. Su energía ilumina el presente. Por eso es que hoy elijo pensarme y pensarla en este contexto.
Con orgullo decimos en SADOP que Evita es la madrina de nuestro sindicato. Ese madrinazgo, como figura simbólica, contiene la potencia de una lucha, la de las y los docentes de gestión privada y a su vez, el vínculo con una mujer que estaba decidida a reparar toda injusticia y que sostenía que allí donde hay una necesidad, nace un derecho.
En las últimas páginas de “La Razón de mi Vida”, Evita escribió estas sencillas y terminantes palabras: “Quiero hacer hasta el último día de vida la gran tarea de abrir horizontes y caminos a mis descamisados, a mis obreros y a mis mujeres…” agregando párrafos más adelante. “Esa es mi vocación y mi destino”.
En coherencia con esta postura, Evita fue artífice en el nacimiento mismo de nuestro Sindicato. La situación de las y los docentes en los establecimientos educativos privados era crítica. No había grilla salarial, ni régimen de licencias y se exigía a las y los trabajadores una dedicación total, sin pausas, ni límites a la jornada de trabajo, tampoco tenían derecho a jubilarse.
Evita, defensora de los derechos de la mujer y luchadora por las conquistas de las y los trabajadores, conocía lo que sucedía en esos colegios y se dispuso a acompañar y promover el camino de la sindicalización de sus docentes.
Quienes han indagado en la historia del SADOP relatan que, aún con enormes dificultades y presiones, las primeras mujeres organizadoras del sindicato se movieron al compás del clima social de la época y la Secretaría de Trabajo y Previsión de la Nación fue la sede provisoria para la reunión de las primeras docentes privadas que fundaron SADOP, entre ellas se destaca la figura de la Profesora María Elena Damiano, amiga personal de Evita, que había reunido a un nutrido grupo de docentes por el reclamo de las jubilaciones. Esa Asociación Pro-Jubilación fue el antecedente directo de la sindicalización de la docencia privada.
El 14 de enero de 1947 se funda SADOP y días después la Profesora Damiano como Presidenta de la organización, mantiene una charla informal con Evita y con su apoyo publica esa reunión en la prensa y afilia el Sindicato a la CGT.
El 16 de mayo de 1947 la Comisión Directiva del SADOP se entrevista con Evita, para presentarle una propuesta que contenía los principales derechos laborales estructurados en un Proyecto de Estatuto del Docente Particular. Diez días después, en un acto ante 3.500 docentes, convocado por SADOP, hablaron Evita, la profesora Damiano y el compañero Pérez Cruz, sellando así el fuerte vínculo que unió a nuestro sindicato desde sus comienzos con la abanderada de las mujeres y los humildes.
Llevado este debate al Congreso, el Proyecto se discutió bajo fuertes presiones de los sectores representantes de los empleadores, quienes buscaron hacer fracasar el intento de regularizar las relaciones laborales en el sector. Esto coincidió con el viaje de Evita por Europa, cuando aprovecharon para realizar una fuerte campaña mediática, en la primera plana de los diarios nacionales, pretendiendo instalar que esos avances implicarían “el cierre de miles de escuelas privadas”.
Evita, pese a su nutrida agenda, habiendo recibido un llamado que la puso en alerta, se comunicó rápidamente con los legisladores del oficialismo, asumiendo una contundente defensa y compromiso con la necesidad de reparar la tremenda injusticia que sufrían las y los docentes privados. Así fue que encomendó a John William Cooke el seguimiento del proyecto, evitando que se frenase su tratamiento legislativo. Finalmente se sanciona la Ley 13047, que fue promulgada el 15 de octubre de 1947 en un acto en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno, donde habló Evita, recién llegada de su viaje a España.
Años más tarde y poco después de su partida física, SADOP organiza un acto en el Colegio Cardenal Cisneros, donde se coloca una placa de bronce con la leyenda “Eva Perón: Primera Maestra Argentina y Benefactora de la Docencia Privada”, reconociendo con este gesto la trascendencia de su acción en favor de las y los trabajadores de la educación privada.
Hoy, especialmente en este 26 de Julio, como militante del Proyecto Nacional, comprometida con mis compañeras y compañeros docentes, luchando día a día por la conquista de más y mejores derechos, elijo traer la historia que nos une a Evita y lo que eso significa en clave de presente.
Para mí, Evita es fuente de inspiración, es norte y motor para seguir dando pelea por un SADOP comprometido en alcanzar justos salarios y dignas condiciones de trabajo y vida para todo el colectivo que representamos, apostando a una amplia participación de las mujeres trabajadoras en todos los escenarios de la política y el sindicalismo, en definitiva militando como parte del Pueblo en la construcción de una Patria para todas y todos.
Evita es la que nos marca el camino de la liberación, personal y social. Evita es Esperanza de un Futuro Mejor.
Evita es nuestra bandera a la Victoria.
Por: Luz Marina Jaureguiberry
Secretaria Gremial Nacional SADOP