El Covid-19 obligó a las y los docentes a reinventarnos. Debimos aprender a dar clases on line, pero también a mejorar nuestra comunicación. La pandemia mostró nuestras fortalezas pero profundizó las debilidades.
Las prácticas que llevábamos a cabo previamente a la misma se profundizaron. Optimizar la comunicación interpersonal se volvió algo fundamental para llegar a todo el colectivo docente.
Como primer punto tenemos que tener en claro que la información y el conocimiento es poder. Sin embargo, la información suelta, como insumo, no tiene relevancia si no se la sabe usar. Los datos que nos ofrecen las múltiples plataformas se volvieron más que nunca nuestros aliados para poder comunicar el mensaje de un SADOP fuerte, poderoso y federal que defiende la fuente de trabajo, el salario y busca mejorar las CYMAT.
Sin embargo, los datos sin su contexto político, económico y social no pueden ser analizados. En principio, en Argentina el 25,7 por ciento de la población no tiene acceso a Internet y eso en la actualidad significa no tener acceso a la educación, trabajo o vincularse con nuestros seres queridos.
Históricamente la carga de la educación estuvo en los hombros de cada docente. En este aspecto, la estigmatización sobre nuestro colectivo, y en particular de las/los sindicalizados/as, fue brutal. El traslado de la responsabilidad del Estado, en el sentido de que las y los docentes tienen la culpa de la mala educación, se reiteró en pandemia. Nos hicimos cargo de la educación de la noche a la mañana. Nos reinventamos y somos parte de la historia que buscó mejorar la vida de cada chica y chico. Fuimos artífices de la continuidad pedagógica en nuestro país.
En esa reinvención las plataformas digitales fueron nuestras aliadas en las aulas-casas virtuales, nuestro nuevo lugar de trabajo claramente mientras dure la pandemia. A pesar de las dificultades, como marcó la encuesta del Departamento CYMAT de nuestra Secretaría Gremial, en el que el 73 por ciento de las y los docentes debía compartir la PC, o el no tener un espacio propicio para trabajar, las redes y plataformas digitales nos posibilitaron dar clases. Sin embargo, los riesgos están latentes y es bueno saberlo.
Las redes sociales construyen sentido, inciden cultural y económicamente en las sociedades. La fuerte penetración que tienen posibilita la compra y venta de servicios y herramientas. “Creamos, entendemos y dirigimos el mundo a partir de las historias que contamos”, afirma el sociólogo inglés Eric Selbin.
¿Pero quiénes fueron los grandes ganadores económicos de la virtualidad en pandemia? Google, Facebook, Amazon, Twitter y Zoom son sólo las caras visibles del negocio. El buscador de Alphabet-Google es utilizado por el 98 por ciento de las/os usuarias/os y facturó primer trimestre de este año 17.930 millones de dólares de utilidad neta (11,130 millones más que en 2020). Un caso similar ocurrió con Amazon, empresa que ganó entre enero y marzo de este año, 8.107 millones de dólares, el triple que el anterior.
Estas compañías monopólicas inciden en la construcción social de la realidad de las personas pero también culturalmente.
No obstante, la Cultura siempre fue una fuente de negocios. Un botín para los grandes medios hoy pujando por su supervivencia con las nuevas tecnologías.
Hay algo que tenemos que tener en claro: no hay política sin comunicación y viceversa. Desde SADOP entendemos a la comunicación como una producción social de sentidos y un hecho cultural. Y, por estos motivos, las organizaciones sindicales producimos cultura, no negocios.
Hacer política gremial desde la comunicación implica que tenemos que usar las tecnologías para crear sensibilidades, significados y voluntades comunes para generar una identificación, que participen y se sumen.
Así como los medios construyen la realidad social, nosotros debemos generar sentido en nuestro colectivo docente. ¿Cómo? En la actualidad, y más en pandemia, nuestras relaciones están mediadas por pantallas. Hay una preponderancia del lenguaje audiovisual en esa interacción. Tenemos que generar mensajes coherentes ligados a la acción del sindicato siendo claros en nuestra posición. No debemos dejar dudas.
Es decir, y parafraseando a Leopoldo Marechal: del laberinto se sale por arriba. En este caso la respuesta es política sindical con organización, negociación y si no lucha. Con un mensaje claro y contundente. Y ese camino estamos transitando.
Secretaría de Comunicación y Prensa
SADOP-CDN