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Hugo de todos

  • Publicación de la entrada:8 marzo, 2013
  • Tiempo de lectura:5 minutos de lectura

Por la Secretaría de Relaciones Internacionales

SADOP-CDN

Esta semana Hugo Chávez Frías entró en la eternidad. Ya había entrado a la historia por la puerta grande, la puerta de los pueblos hace 14 años cuando empezó a dirigir los destinos de una Venezuela, convertida en una republiqueta, que él se encargó en volver una Nación, su cuarta República.

   Basta ver los rostros de los millones y millones, que se agolpan para poder darle su último adiós, para entender la proyección histórica de su figura y el impacto de su revolución: es el rostro del pueblo, del trabajador, el campesino, el maestro, los viejos, los niños que acompañan su peregrinar repitiendo como una letanía: Yo soy Chávez. Le devolvió a ese pueblo nada más y nada menos lo que una verdadera revolución devuelve: la dignidad y la conciencia de ser sujetos de derechos. Por eso su pueblo lo ama, y todos los latinoamericanos sentimos su pérdida porque lo que él supo gestar e impulsar. Porque de ahí ya no se vuelve.  

   Fue uno de los imprescindibles de Nuestra América. El líder continental de la Patria Grande. El enterrador del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) allá por el 2005, cuando junto a Néstor Kirchner, entonces Presidente de Argentina, fueron capaces de reírse en la cara del dueño del Imperio y reclamar para toda nuestra América una soberanía política, económica y cultural que había sido pisoteada por la larga noche neoliberal.

   Fue el primero en volver hablar de socialismo. De plantear el enorme desafío de la construcción de un socialismo para el siglo XXI y en perspectiva latinoamericano (ese ni calco ni copia de Mariátegui). De generar una fantástica síntesis histórica capaz de juntar a Simón Bolívar con Karl Marx, Vladímir Ilich Lenin y Mao Zedong con Mariátegui y a Ernesto “Che” Guevara con Jesús (su primer revolucionario). Reivindicar para nosotros nuestras raíces más profundas, la negritud, la teología de la liberación, los pensadores de la América profunda, a quienes se encargaba de difundir con una pedagogía única, conmovedora, que le llegaba al pueblo en cada acto, en cada uno de sus memorables Alo Presidente.

   Siguiendo la gesta iniciada en aquel congreso de las Américas en  Panamá de 1826, se encargó de militar obsesivamente por los procesos de integración regionales e instituciones de carácter regional como el Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), Telesur, Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), Banco del Sur, Consejo de Defensa Sudamericano y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). 

   Para todos los compañeros que integramos el Sindicato Argentino de Docentes Privados (SADOP) y Federación Latinoamericana de Trabajadores de la Educación y la Cultura (FLATEC) fue uno de nuestros principales interpeladores. Tuvimos la suerte de conocerlo, hace unos años en la filmación de "Presidentes de Latinoamérica", el ciclo  coproducido por SADOP y Canal Encuentro. Su afabilidad, lucidez intelectual y política nos conmovieron, nos hicieron admirarlo aún más.

   Hugo, el hermano, padre, amigo, líder y conductor del pueblo, no se muere nunca porque como canta Ali Primera: “Los que mueren por la vida/no pueden llamarse muertos/y a partir de este momento/es prohibido llorarlos”.

   Seguirá inspirándonos como nos siguen inspirando Perón, Evita, Néstor, y tantos otros que pusieron cuerpo y alma por esa definitiva independencia que los latinoamericanos nos seguimos debiendo, pero que Chávez se encargó de acercar más y más. El mejor homenaje es seguir su ejemplo, convicción y militancia en la consecución de la justicia social. Seguir fortaleciéndonos en una sola nación latinoamericana, unir nuestro destino histórico, ser pueblo.

 

Entrevista a Hugo Chávez en el ciclo "Presidentes de Latinoamérica", coproducido por SADOP y Encuentro: