Este primero de mayo celebramos un nuevo Día Internacional de los Trabajadores. Lo hacemos en el contexto global de pandemia que ha modificado de manera sustancial nuestras vidas y el mundo del trabajo.
La OIT en su informe Trabajo y COVID no alerta que “el mundo del trabajo se ve profundamente afectado por la pandemia mundial del virus. Además de ser una amenaza para la salud pública, las perturbaciones a nivel económico y social ponen en peligro los medios de vida a largo plazo y el bienestar de millones de personas. La OIT y sus mandantes –gobiernos, trabajadores y empleadores– tendrán un papel decisivo en la lucha contra el brote, pues han de velar por la seguridad de las personas y la sostenibilidad de las empresas y los puestos de trabajo”.
Los problemas y desigualdades que afectaban históricamente a los trabajadores se han acrecentado y profundizado con esta crisis global. Millones trabajamos desde nuestra casa, modificando de manera decisiva las condiciones de nuestro trabajo, la división entre nuestro entorno familiar y laboral, la falta de contacto directo con nuestros compañeros y compañeras y la carga global de trabajo que ha sido acrecentada. Mientras que el mercado neoliberal impone una idea de trabajo más “libre” y productivo, en realidad, trabajamos más horas, no tenemos muchas veces derecho a la desconexión digital y nos imponen una disponibilidad no coherente con nuestros derechos. Hoy más que nunca es decisivo el lazo social y solidario que genera el sindicato como lugar de circulación de afectos, representaciones y luchas que nos ayudan a mitigar los efectos de esta nueva forma de relación laboral. No hay trabajo digno sin justicia social y laboral. La presencialidad en nuestros lugares de trabajo tiene que ser preservada y resguardada y la nueva realidad del tele trabajo regulada y mediada por el derecho y los estados para evitar el abuso del mercado.
Hoy 1 de Mayo reivindicamos tambien el lugar de nuestras mujeres trabajadoras que han estado en la primera línea cuidando la vida. En este contexto global de pandemia volvemos a alertar acerca de la enorme brecha que sigue existiendo entre géneros. A las tareas propias de nuestro trabajo le sumamos las tares de cuidado, invisibilizadas y no remuneradas que recaen injustamente sobre nosotras. Las tarea de cuidado además de ser reconocidas socialmente deben ser reconocidas económicamente y la enorme carga de trabajo que implican los cuidados debe ser repartida junto a los demás actores sociales.
El trabajo dignifica y nos potencia subjetiva y colectivamente. Hoy más que nunca necesitamos de estados presentes y protegiendo la vida. Los Estados que han optado por la vida antes que el mercado han podido preservar puestos de trabajo y ayudar a sus trabajadores de manera más plena.
Reconocemos además el enorme trabajo de las companeras y companeros que han hecho y hacen posible la continuidad del sistema educativo en este contexto, sosteniendo material y afectivamente la educación de los niños y las niñas. Pedimos por el reconocimiento salarial y las condiciones de salud de estos trabajadores. Sin vida no hay educación ni futuro posible.
Hoy 1 de mayo pedimos por la unidad de todas y todos los trabajadores y su realización en la lucha de nuestros sindicatos. Trabajo digno y con justicia social.
Secretaría de Relaciones Internacionales SADOP