Pareciera que tuvo que llegar esta pandemia para identificar y reconocer lo que antes no funcionaba.
Hablábamos de educación inclusiva interpelados por la diversidad como algo a lo que teníamos que llegar, y de un momento a otro llegó.
Sabemos que la inclusión transforma sociedades pero para esto debemos contar con ajustes razonables o adaptaciones que hoy todos los docentes estamos haciendo para llegar a cada estudiante.
Pero para eso debemos encontrar un equilibrio y generar vínculos dejando la desconfianza en nosotros mismos y estar convencidos de que no existe un solo maestro que no encuentre la manera más justa de estar presente en cada hogar, hoy transformado en escuela.
Tanto docentes como estudiantes queremos volver a reencontrarnos en nuestro espacio físico, la escuela, y es tiempo de pensar que escuela queremos, con qué nos queremos encontrar, cual es la finalidad de la educación y replantearnos otra vez la idea de que la escuela es para todos y la educación inclusiva es un derecho, un compromiso ético, como dice Emiliano Naranjo, garantiza la igualdad de oportunidades.
Niños y adolescentes con discapacidad fueron excluidos de las escuelas de nivel bajo las condiciones que cada escuela sugería, asistir solo dos veces a la semana, con horario reducido, con el docente de apoyo a la inclusión y así podríamos enumerar varias más.
Estos estudiantes con discapacidad también necesitan este espacio con sus docentes y compañeros diariamente y hoy atravesados por esta pandemia y por la virtualidad encontramos la forma de que esto sea posible.
La escuela se puso en marcha para transformarse, con innovaciones, encontrando la forma de generar nuevos vínculos
Vemos que el trabajo puede ser colaborativo, solidario y participativo, de considerar la evaluación del proceso más que la acreditación. De saber cómo cada estudiante se va transformado empapado de saberes, percibiendo el acompañamiento de ese maestro ocupado en generar seres pensantes.
De visibilizar la respuesta a modo de devolución de cada estudiante de una manera única, como Juan, como Pablo como Andrea olvidando el síndrome de Down, la sordera, la ceguera, el Tgd o el Tea.
Interactuando más que nunca, en red con todo el equipo de docentes, sin olvidarme del docente de apoyo a la Inclusión, que también es de mi equipo.
Mi aula es diversa, ya no puedo sentir la presencia física pero nunca me fui, ahí estamos, presentes en cada uno de los aprendices.
Lo que antes eran barreras hoy ya son desafíos para esta pedagogía innovadora.
Cada docente debe tener tiempo para planificar este nuevo proceso de aprendizaje y replantearse su nuevo rol en este escenario que se transformó de repente y empezar a vivenciar el valor de un diseño de aprendizaje para todos.
Hoy encontramos nuevos canales de comunicación con las familias, principales parejas pedagógicas que toman un lugar fundamental en esta transformación.
Podemos ver la educación de otra manera, lo que antes no funcionaba, el covid 19 lo terminó de reafirmar.
El no estamos preparados se transformó en un sí estamos y lo demostramos día a día.
Escuchamos decir estamos en crisis pero la educación para las personas con discapacidad siempre estuvo en crisis,esta es la oportunidad de revertirlo.
Este es el momento para estar convencidos que la escuela se transformó y para todos.
Poniendo el valor de la singularidad como pilar, cada uno con sus preferencias, cada uno con sus tiempos para adquirir el aprendizaje, cada uno con sus sentimientos encontrados, cada uno con su esencia.
Debemos tener en claro que debemos mantener cuando esta crisis acabe y nuestro espacio de encuentros y desencuentros sea la escuela como espacio físico.
Será tiempo de replantearnos proceso en estudiantes con discapacidad y no resultados que tanta preocupación genera al no tener números que validen aprendizajes.
Tuvo que llegar la pandemia para descubrir que cosas se podían y estábamos convencidos que no.
Teníamos estudiantes rotulados, o diagnosticados por su discapacidad, hoy los reconocemos por su capacidad, cada uno con sus características valorada y respetadas como parte de la construcción subjetiva del sujeto
Esta pandemia no hizo más que habilitar otras formas de aprendizajes.
Habilitamos nuevas tecnologías ante nuevas necesidades.
Hoy podemos hablar de una justicia curricular como lo define Ines Dussel y de una evaluación formativa.
Silvana Corso nos dice, el Diseño Universal de aprendizaje es una manera de pensar la escuela donde todos los estudiantes tengan las mismas oportunidades, que busca dar respuesta a cada estudiante con el mayor grado posible de interacción y participación.
Y es ahí donde cada docente debe hacerse presente a la distancia, pera acompañando a cada uno de un modo diferente, un gesto, una mirada, un video, una canción.
Cada uno deberá encontrar la forma de llegar a cada corazón de una manera única, como los es el vínculo que solo un maestro logra.
Nunca se agotan las estrategias para mantener vivo el hecho de educar, educar para todos y con todos.
La diversidad es un hecho y se pone de manifiesto en las aulas, hoy atravesados por la tecnología, que permiten una comunicación a la distancia, pero que esa distancia sea interceptada por la accesibilidad, que nadie que de afuera, esta es la oportunidad para demostrarlo.
Este contacto virtual debe generar confianza, debe generar posibilidad, debe generar transformación.
La educación atravesó diversos momentos hasta que la pandemia la transformó, de un día para el otro, la escuela ya no será la de antes, ni tampoco lo será la sociedad entera, el futuro de la educación depende de nuestras decisiones y pensamientos.
Pensando en una educación Inclusiva, escuchando a cada estudiante, manteniendo el deseo por aprender, siempre.
Por Prof. Sandra Ferrero
Docente de Apoyo a la Inclusión
SADOP Delegación Río Cuarto