Por Prof. Sandra Ferrero
Docente de Apoyo a la Inclusión
Tal como lo define Alexia Rattazzi, fundadora del programa Argentino para niños, adolescentes con condiciones del Espectro Autista, define al autismo como “una condición del neurodesarrollo que se caracteriza por desafíos sociocomunicativos y un patrón restringido y repetitivo de intereses, conductas y actividades”.
Por otra parte, la psicopedagoga especializada en autismo, Belén Strada, afirma que hablamos de “espectro autista porque existen ciertos signos que si bien pueden ser compartidos en un niño y otro, no significa que necesariamente todos esos signos estén presentes en todos”.
Rattazzi sostiene además que resulta fundamental la detección temprana del autismo porque permite intervenir tempranamente, mejorando su pronóstico, su calidad de vida y la de su familia.
En Argentina existe la Red Federal de Autismo, formada por organizaciones, padres, profesionales y personas que tienen esa condición. Este grupo trabaja en equipo para concientizar, informar defender los derechos de las personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA).
Es aquí donde quiero detenerme para que este 2 de abril más que nunca revindiquemos los derechos de las personas con discapacidad. Parece reiterativo ante cada fecha concientizar sobre los derechos, lo que nos demuestra que como sociedad aún no aprendimos, aún hay que retomar el tema, aún hay que realizar campañas, aún, aún, aún.
Alexia Rattazzi nos dice que existen líneas para “mejorar la de vida de las personas con TEA” toma de conciencia, capacitación, investigación, intervención, talleres para cuidadores y módulos para familias.
La educación inclusiva es materia pendiente todavía
Vivian Vera, especialista en educación e integrante de la Organización TGD, afirma que queda en el “voluntarismo de los docentes acercarse a capacitaciones. Es fundamental que los docentes no sean obstáculos para el desarrollo de las personas con TEA”.
En este tiempo difícil por el que como sociedad estamos atravesando, haciéndole frente al coronavirus, se torna complicada la vida de las personas con TEA y la de sus familias. Ellos no están exceptuados para salir a la calle.
Sin dudas las personas que dependen de rutinas, frente al aislamiento obligatorio, generan dificultades en el engranaje familiar.
Resulta complejo como familia explicar que de un día para otro todas las actividades programadas habitualmente cambiaron.
Como sociedad no estamos preparados para una cuarentena de tal magnitud, en donde las personas con características propias como lo son los TEA, están expuestos a sufrir situaciones de angustia y stress hasta acostumbrarse a una nueva rutina. Volver a explicarles como familia que va a pasar y de qué manera va a pasar.
Esto será un aprendizaje y un giro también en considerar a TODOS ante una situación para la que no estábamos preparados y diario nos fuimos acomodando para salir delante de esta compleja situación. Pero una vez terminada esta etapa nos queda como materia pendiente reflexionar como argentinos que una vez más que algunos no fueron considerados en la cuarentena.
Los invito a pensar y a construir una Argentina, nuestra Argentina, el lugar de todos y para todos.