El Sindicato Argentino de Docentes Privados indagó en los motivos por el que los trabajadores de la educación hicieron uso de las licencias, destacándose aquellas enfermedades de corta duración: el 66 por ciento de los maestros de nivel primario y un 70,4% de los profesores de nivel secundario.
En cambio, las licencias por atención familiar fueron de un 32,2 por ciento de primaria y un 33,1 en secundaria.
Sin embargo, el fenómeno del “presentismo”, contrario al ausentismo, consiste en estar físicamente en el aula, pero no menciona algunos matices como una productividad mermada, ya que los docentes asisten a los colegios a pesar de que no se sienten bien física o psicológicamente.
Es decir, el 60 por ciento de los trabajadores docentes manifestaron haber padecido “resfríos, rinitis, dolor de garganta”, “problemas urinarios, renales”, ”hipertensión arterial” y “alergias respiratorias” y concurrieron enfermos a trabajar.
Asimismo, el 73% de los docentes que padecieron “disfonías/nódulos en cuerdas vocales” y concurrieron enfermos al aula, a pesar de que es una enfermedad profesional, reconocida por la Ley de Riesgos de Trabajo.
Además, un 70% de los docentes manifiesta haber sufrido en el último año “fatiga, cansancio, desánimo”, “dolores de cabeza, jaqueca”, y más de un 60% dice “estar estresado”, entre otros malestares con los que concurren diariamente a dar clase.
El “ausentismo docente” es un problema multicausal que permite visibilizar las Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo de los educadores.
Los funcionarios públicos, desconociendo u omitiendo la problemática, ponen foco exclusivamente en las ausencias al trabajo de maestros y profesores, sugiriendo respuestas de tipo económico administrativas (premio por presentismo, control de ausentismo). Este tipo de postura simplifica un problema complejo y obstaculiza un análisis profundo, ya que oculta las reales condiciones laborales en las escuelas y cómo afecta a la salud del colectivo de trabajadores.