–¡Viva la patria! –gritó el presidente Mauricio Macri.
–¡Viva! –le respondieron los estudiantes.
–¡Sí, se puede! –lanzó el líder del PRO su eslogan de campaña.
–¡Sí, se puede! ¡Sí, se puede! –repitieron los alumnos.
Con ese tinte proselitista, Macri concluyó su discurso en el Día de la Bandera, frente a cientos de estudiantes de todo el país que viajaron a Rosario, al monumento a la insignia patria. El del eslogan de campaña repetido por cientos de alumnos no fue el único momento electoral que tuvo el acto patrio. Macri aseguró: “Hace poco los argentinos decidimos un cambio, y ese cambio tiene que basarse en objetivos claros y concretos, y los nuestros están claros: trabajar juntos para que el camino sea hacia la pobreza cero en Argentina”. A pocas cuadras, un grupo de manifestantes fueron reprimidos por la Gendarmería.
La multitud, en su mayoría niños, recibió a Macri con un despliegue de globos de los colores de la bandera. Lo acompañaron la intendenta de Rosario, Monica Fein, y el gobernador de Santa Fe, Miguel Lifschitz.
“Podemos elegir el esfuerzo y el sacrificio de una vida puesta al servicio de los ideales o elegir la comodidad del que no arriesga”, sostuvo el gobernador socialista. Macri –cuyo candidato en la provincia Miguel Del Sel perdió el año pasado y hoy es embajador en Panamá– no se la dejó pasar: “Quiero invitarlos a comprometernos a la cultura del trabajo, del esfuerzo. Ahí tengo una diferencia con el gobernador: no creo en el sacrificio, pero sí en el esfuerzo”, dijo. Luego, el Presidente aseguró: “Creo en el diálogo. Y como planteaba Belgrano, creo en decir la verdad. La confianza nos va a permitir construir ese país que soñamos todos los argentinos”.
El mandatario mencionó el Bicentenario de la Independencia, que se cumplirá el próximo 9 de julio. “Los invito a todos a festejar con alegría en cada rincón de la Argentina”, advirtió. Macri entró, a partir de allí, en el fragmento más proselitista de su discurso. “Los argentinos hace muy poco hemos decidido un cambio. Y ese cambio tiene que basarse en objetivos claros y concretos. Nuestros objetivos están claros: trabajar juntos para que el camino sea hacia la pobreza cero. Trabajar juntos para derrotar al narcotráfico que tanto daño le ha hecho a Rosario y a todo el país. Y unir a los Argentinos”, recordó sus tres eslógans.
Sí, se puede
Y luego dijo: “Claro que se puede”. Los niños empezaron a corear el eslogan de campaña de Macri, con cierta timidez, pero el Presidente los arengó:
–No escucho: ¡Claro que se puede!
–¡Sí, se puede! ¡Sí, se puede! –corearon los niños, con sus guardapolvos blancos, en una respuesta antifonal que pareció ensayada. La escena se repitió al final del discurso del Presidente, cuando Macri los volvió a instar a recitar la frase de campaña, inspirada en el “Yes, we can” del presidente de los Estados Unidos, Barack Obama.
Esto generó el repudio del gremio docente Sadop Santa Fe, quien también condenó la represión que sufrieron quienes protestaban por la suba de tarifas dispuesta por el gobierno de Macri. En un comunicado, el gremio indicó que los niños que se vio como parte del público no tuvieron “la posibilidad de compartir ese momento con sus familias, dado que sólo podían estar acompañados por una sola persona”. “Rodeados de vallas y camiones hidrantes, gritaron –a pedido de quienes conducían el acto– ‘Sí, se puede’, mientras en otro punto de la ciudad, Gendarmería nacional reprimía a compañeros y compañeras integrantes de la Multisectorial de Rosario, quienes se manifestaban contra los tarifazos, el hambre, los despidos y en defensa de la producción nacional y el trabajo”, indicó el gremio, quien “repudió enérgicamente” lo sucedido.
En tanto, el secretario general de Sadop Rosario, Martín Lucero, consideró que se trató de “un eslogan de campaña. No fue algo genuino. Fue algo preparado. No hablamos de militantes o de agrupaciones políticas. Hablamos de menores de edad de cuarto grado que fueron utilizados con fines propagandísticos. Usar a los los niños y niñas es un acting en el medio del discurso es un abuso”.
La decisión de que los chicos corearan el eslogan macrista contrasta con las opiniones que mostró Macri en el pasado. De hecho, su ministro de Educación, Esteban Bullrich, habilitó en 2012 cuando estaba en el mismo cargo en el gobierno porteño una línea telefónica para denunciar la intromisión política en las escuelas. “El problema no es ‘El Eternauta’. Si lo es ‘El Nestornauta’ que usan para adoctrinar en las escuelas”, aseguró en ese momento Macri. El actual secretario de Comercio, Miguel Braun, afirmaba desde su cuenta de Twitter: “Si La Cámpora intenta adoctrinar a tu escuela, llamá al 0800-444-2400”. La actual secretaria de Lucha contra la Corrupción, Laura Alonso, cuestionaba el “adoctrinar algunos de 8 o 9 años en horario escolar”.
No se puede (pasar)
Mientras esto sucedía, un vallado y una doble fila de gendarmería le impidían acercarse al Monumento a la Bandera a un grupo de manifestantes. Los gendarmes repartieron palazos entre los que querían pasar. Uno de los que terminó con una herida sangrante en la cabeza fue el concejal del Movimiento Evita, Eduardo Toniolli (ver aparte).
Ajeno a las polémica que luego generaría por el uso de los niños y la represión, Macri continuó con su discurso, en el que también se refirió al tópico de la “pesada herencia”. “No ha sido fácil. Hemos destrabado temas que en la economía no nos permitían crecer. Que hacían que hace cinco años no generacemos trabajo. Y hemos empezado a combatir la inflación, la cual va a bajar. Hemos vuelto a mundo”, enumeró.
“Hemos profundizado las políticas sociales, para que todos nos puedan acompañar en este camino de progreso y creciento. Trabajo, trabajo y trabajo para todos los argentinos”, prometió el Presidente, aunque en sus primeros seis meses de mandato se perdieron 167 mil empleos, según calculó el Centro de Economía Política Argentina (CEPA).
“Sabemos que nos falta mucho, pero estamos en el camino correcto. –consideró Macri– Por eso hoy, frente a todos estos chicos por los que estamos dispuestos a dar todo, los invito a que juntos trabajemos todos los días. Que este Bicentenario sea un compromiso definitivo hacia una argentina que incluya a todos”, concluyó. El acto terminó con una suelta de globos. Por lo menos no eran amarillos, sino celestes y blancos.