Por Daniel E. Di Bártolo – Secretario de Educación del SADOP (Sindicato Argentino de Docentes Privados)
Para nosotros la docencia es trabajo, vocación y compromiso. Desde el 2003 a la fecha estamos transitando un proceso que promueve devolverle la centralidad a la educación pero aún resta remontar una pendiente empinada donde nos arrojó el proceso dictatorial y el neoliberalismo: continuidades con un idéntico objetivo, vaciar de educación y cultura a nuestro pueblo para atar con cadenas la dependencia a los poderes hegemónicos y transnacionales.
Cuando sostenemos que la docencia es trabajo apostamos a salarios dignos y a condiciones y medio ambiente laborales acordes con el ejercicio de una tarea delicada y trascendente. Es el presente y el futuro de nuestras generaciones las que concurren desde el nivel inicial a la universidad y requieren que sus docentes – trabajadores de la educación – puedan desempeñarse del mejor modo teniendo en cuenta sus clases y todo el tiempo que requiere su preparación, evaluación y articulación colectiva.
También afirmamos que la docencia es vocación ya que quienes la elegimos como trabajo estamos “enamorados” de ella. Siempre sostuvimos que aquellos que nos situamos en la escuela y en el aula junto con niños y jóvenes creemos que “el cambio y el mañana son posibles”.
¿Podría una persona estar al frente de alumnos sin creer y jugar su vida por la maduración intelectual, emocional y actitudinal de su grupo de alumnos?, cualquiera sea el nivel y la modalidad en la cual se desempeñe. Los trabajadores de la educación sostenemos nuestra vida laboral en la profunda elección que alguna vez hicimos y que se renueva cada día en la escuela.
Del mismo modo, para nosotros, la docencia es compromiso. Los trabajadores de la tiza y las netboock somos sujetos políticos ya que nuestra misión se ubica en decodificación de la realidad, su explicación desde la ciencia y el arte y la devolución a un compromiso con la transformación de esa misma realidad.
Ya lo dijo Paulo Freire: “La educación no cambia al mundo cambia a las personas que van a cambiar el mundo”.
Es necesario recuperar el rol del docente como sujeto político. En este proceso que estamos transitando donde la vuelta a la política es un claro emergente en los jóvenes y donde la discusión política ha vuelto a ocupar un lugar en la vida colectiva, los trabajadores de la educación tenemos que profundizar nuestra dimensión de protagonistas del proceso histórico de liberación que viven nuestros pueblos.
Los datos son informes objetivos que pueden ser releídos de acuerdo a la óptica con que se los analice. Para nosotros si efectivamente faltan docentes es un mensaje destinado a profundizar nuestra lucha por mejores condiciones salariales y laborales y, al mismo tiempo, asumir con mayor fortaleza la militancia para que los trabajadores de la educación seamos cada día más – por nuestra vocación y compromiso – líderes pedagógicos, animadores de la organizaciones y sujetos políticos de cambio y transformación, siempre desde nuestra identidad colectiva.
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