Por Carlos “Pancho” Gaitán (*)
Los trabajadores y el pueblo argentino rememoraremos en los próximos días dos fechas históricas en las que lo social, lo nacional y lo popular tienen todo que ver.
La primera evoca la lucha de los trabajadores organizados a partir de sus albores, cuando el sindicalismo nació como consecuencia de la llamada revolución industrial, con el invento de la máquina a vapor y el surgimiento de los trabajadores industriales en las fábricas.
Los sindicalistas de aquellos tiempos, influenciados y orientados básicamente por ideólogos anarquistas, organizados en la AIT -Asociación Internacional de Trabajadores- o Primera Internacional, acordaron luchar por la implantación de la jornada laboral de 8 horas.
La consigna era “Por las tres 8 horas: 8 horas de trabajo; 8 horas de estudio y esparcimiento y 8 horas de descanso”.
Se convocó -con 2 años de plazo- en Haymarket; Chicago -Estados Unidos de Norteamérica- a una huelga y manifestación el 1º de mayo 1886.
La concentración culminó en disturbios producidos por provocadores, comenzó una brutal represión, vino la respuesta de los trabajadores y los conflictos duraron 5 días. Hubo muertos y heridos.
Terminó con el juzgamiento de dirigentes anarquistas que fueron sindicados como responsables, la condena de 5 de ellos a la horca, y de otros a prisión y trabajos forzados.
Estos fueron los “Mártires de Chicago” que la 2ª Internacional tomó para simbolizar en ellos la expresión de lucha por la jornada de 8 horas. Desde 1890, se conmemora como “Día Internacional del Trabajo” y desde entonces se dan para esa fecha jornadas de lucha en todo el Mundo.
En Argentina, a partir de la aparición del peronismo, en la gesta popular del “17 de Octubre” de 1945 y habiendo logrado la incorporación de la clase trabajadora al protagonismo político y social, a la dignificación del trabajo y los trabajadores, el 1º de Mayo se incorporó como festividad. “Hoy es la fiesta del trabajo…” comienza diciendo el himno creado para recordar la fecha. Desde entonces fueron jornadas de festividad y lucha, según la situación política concreta que se viviera en el país, en democracia o en dictadura; con equidad o con injusticia durante gobiernos proscriptivos.
A partir de 1955 (y hasta el regreso de Perón) cuando la Dictadura Fusiladora tomó el poder; la conmemoración del 1º de mayo se incorporó en la lucha de la Resistencia Peronista, protagonizada fundamentalmente por la clase trabajadora y en particular por su juventud.
En Córdoba, epicentro de los hechos septembrinos producidos por la alianza reaccionaria de oligarcas y burgueses con sectores de las Fuerzas Armadas y el clero, acompañados por un equipo de “Comandos Civiles” compuesto en su mayoría por jóvenes estudiantes y de la denominada “lumpen-burguesía”, fueron desde el mismo 16 de setiembre, enfrentados por la militancia peronista.
El movimiento sindical, al que le habían tomado sus sedes, detenido y proscrito a miles de sus dirigentes, fue rápidamente reconstituyendo y reorganizando sus cuadros y organizando sus estructuras. Ya en 1955, Andrés Framini de Textiles y Luis Natalini de Luz y Fuerza, asumieron como dirección nacional emergente de la CGT. En poco tiempo, los trabajadores de sectores industriales fundamentalmente, habían reorganizado los sindicatos y en el intento de Congreso que llevó a cabo el Capitán de Marina Patrón Laplacette en 1957, nacieron las “62 Organizaciones Peronistas” y comenzaron a dirigir el Movimiento Obrero y consolidar la estructura.
La CGT Regional Córdoba en 1957 ya estaba en marcha y pudo ser la anfitriona del Plenario convocado por la CGT y las “62” en la localidad serrana de La Falda, donde el Movimiento Obrero definió un Plan de Gobierno.
El mismo preveía en el sector agro – ganadero la consigna de “la tierra para el que la trabaja”, definía el comercio exterior como una actividad soberana de la nación; proponía el control obrero de la producción y participación de los trabajadores en las empresas públicas y privadas y preveía una seguridad social integral y universal para todos los trabajadores y sus familias. Andrés Framini fue el orador de fondo.
En esta provincia, la llegada al Gobierno Nacional del Dr. Frondizi trajo como consecuencia que en la CGT unitaria, se expresaran tres sectores que competían entre sí: los Ortodoxos, con el liderazgo de Alejo Simo de la UOM; los Legalistas, con el liderazgo de Elpidio Torres de SMATA y los Independientes, con el liderazgo de Agustín Tosco de Luz y Fuerza.
En 1962, nuevamente, la CGT de Córdoba es anfitriona de las “62 Organizaciones”, reuniéndose esta vez en Huerta Grande. Previamente, el peronismo había ganado las elecciones el 18 de marzo. En Buenos Aires, con Andrés Framini como candidato a gobernador. Diez días después, los militares derrocaron al Presidente Frondizi y anularon las elecciones.
En Huerta Grande el Movimiento Obrero lanza un Programa de 10 Puntos en el que plantea la nacionalización del sistema bancario; el control del comercio exterior; la nacionalización de los sectores claves de la economía; la abolición del secreto comercial y la planificación nacional del esfuerzo productivo.
En 1966 fue derrocado el débil Presidente Illia y “el sargento tropero” General Onganía, impone una dictadura fascistoide y anti comunista que ataca al estudiantado y a la intelectualidad. Los jóvenes estudiantes se reencuentran esta vez con los trabajadores y descubren el Movimiento Obrero organizado; la posterior aparición de la CGT de los Argentinos les va a servir de refugio, contención y orientación en la militancia política y popular.
Onganía es parte de la política militar de Estados Unidos e impone la teoría de “las fronteras ideológicas”, en el marco de la “Doctrina de la seguridad nacional”. Comienza entonces la estrategia de “la complementación de las armas” a nivel regional, para que puedan operar los ejércitos de cada país en el vecino y se establecen las bases para el consiguiente “Plan Cóndor”. Comienza una represión de nuevo tipo con “detenidos desaparecidos”, siendo sabidos, los casos del asesinato del dirigente de prensa Emilio Jáuregui en junio del 69 y del secuestro y desaparición, en la plaza Lorea, del Dr. Néstor Martins y de su cliente Nildo Zenteno, en diciembre de 1970.
En 1968, en el congreso normalizador de la CGT Nacional, se impone el sector combativo y surge como Secretario General de la CGT, Raimundo Ongaro, de la Federación Gráfica Bonaerense. Por decisión de los Delegados se la denomina “CGT de los Argentinos” para diferenciarla del otro sector que, al perder la votación de la Comisión de Poderes, se retira y se refugia en el local oficial de la calle Azopardo, quedando el movimiento sindical dividido.
Se reorganizan las Regionales de la CGT. En Córdoba el sector ortodoxo y el sector independiente se incorporan en masa a la CGT de los Argentinos. Del sector “legalista” solo AOMA (mineros) con la conducción de Lino Verde, “por razones políticas e ideológicas”, se incorpora a la misma. Fue una de las Regionales más fuertes del interior del país.
En este período la política económica manejada por Krieger Vasena al servicio del imperialismo norteamericano desquicia la economía, en particular el sector azucarero y la CGT divulga el cartel diseñado por el pintor Ricardo Carpani, con la consigna: “¡¡¡Tucumán Arde!!!”, que graficaba la situación límite del interior provinciano.
1968 y 1969 fueron dos años de notable y creciente agitación y luchas populares y estudiantiles y de protestas en todo el país.
En 1969 el estudiantado comienza un plan de lucha nacional. En Corrientes reclama por el precio del comedor universitario. Son reprimidos, asesinan al estudiante Cabral. Los sigue Rosario, en donde asesinan al estudiante Bello y al día siguiente a un joven trabajador metalúrgico, estudiante secundario de 15 años de apellido Blanco.
En Córdoba, días después, asesinan a Santiago Pampillón y la situación es ya insostenible para la dictadura, que establece “Consejos de Guerra” con derecho a declarar la muerte por fusilamiento de los que subviertan el orden establecido.
Hay -en esta Provincia- paros de metalúrgicos, de trabajadores del transporte automotor -liderados por Atilio López- y de otros gremios, los que desarrollan sucesivos conflictos, que desembocan el 14 de mayo en una gran confrontación que va a ser reprimida salvajemente por la policía. El 21 los estudiantes paralizan sus actividades, participando también los centros vecinales, y el 23 se toma el Barrio Clínicas, en Barrio Alberdi. Todo el mundo protesta. Raimundo Ongaro estuvo en Córdoba el 26 y 27 de mayo en reuniones con los Dirigentes locales. La agitación y la protesta se convierten en un fenómeno nacional y generalizado.
La CGT de Córdoba -centro industrial vital en ese momento- convoca el 26 a un paro general por 37 horas, con movilización, a partir de las 11 horas de la mañana del día 29 de mayo de 1969.
Llegado ese día, los trabajadores organizan columnas desde distintos puntos de la Ciudad. Los trabajadores mecánicos del SMATA son, indudablemente, la columna más numerosa. Miles de trabajadores parten de la Planta de Santa Isabel -sede de la fábrica Káiser – Renault, hacia el centro, con su secretario general Elpidio Torres a la cabeza.
Los trabajadores de Luz y Fuerza, encabezados por Agustín Tosco, arrancan desde las principales usinas donde han concentrado a todos sus trabajadores junto a otros gremios afiliados a la CGT del nucleamiento ‘Independientes’.
Los Metalúrgicos arrancan desde el este de la Ciudad con Alejo Simo; los trabajadores del transporte liderados por Atilio López, arrancan desde las terminales. El estudiantado está nucleado fundamentalmente en el barrio Clínicas y en el de Ciudad Universitaria y desde varias facultades empiezan todos a extenderse como una mancha de aceite hacia el centro de la ciudad. Hay preocupación en las fuerzas represivas. En primer término, policías y gendarmes, montados. Con sables en ristre. Ha comenzado a sumarse la población civil y empiezan a avanzar desde los barrios populares.
La primera confrontación la “aguantan” trabajadores y estudiantes “a pata firme” y sin recular. La pedrea se convierte en una nube. Las fuerzas represivas se sorprenden de la reacción. Nadie huye. Se desplazan en avances y retrocesos. Se anoticia la existencia del primer muerto. Es Máximo Mena, un obrero mecánico afiliado del SMATA.
Comienzan los incendios de las firmas transnacionales y los bancos. Es el caos total.
Onganía ordena la represión por parte del ejército. El general Alcides López Aufranc, a quien en el enfrentamiento entre azules y colorados llamaron “el Zorro de Magdalena”, por haber tomado por asalto a la base de inteligencia de la Marina – los estudiantes cordobeses, por su parte, le llamaban “El Tero de la Calera” – intentó retomar Barrio Clínicas, que se había convertido en un bastión, y debió contar con el acompañamiento del Comandante en Jefe Agustín Lanusse, los que lograron, luego de casi tres días de combate desigual y uso de material pesado, con muchos muertos, más heridos, presos y perseguidos, restablecer el orden.
El Cordobazo tuvo el protagonismo del Movimiento Obrero cordobés, con la decisión de sus cuerpos orgánicos, que fueron los que realizaron la convocatoria y con la participación de la militancia sindical y los trabajadores, que fue sustancial. También los estudiantes, con una gran capacidad de agitación y movilización y la población en general, que se sumó, fundamentalmente, por medio de sus estructuras barriales y políticas y el espontaneísmo de los vecinos, que arrojaban cosas para quemar en las miles de fogatas que se armaron en cada cuadra, amén de los grupos organizados, que participaron cada uno según sus posibilidades.
El Cordobazo no tiene dueño: fue, a partir de una situación inaguantable, una expresión de protesta violenta y masiva de la población contra la dictadura militar, donde cada actor social y grupo político le puso su propio contenido.
La presencia masiva y la participación militante del Movimiento de trabajadores, unida a la acción y la capacidad de activismo del estudiantado, fueron la característica y el preanuncio a la dictadura de que se estaba gestando en la entraña del pueblo un estado de ánimo dispuesto a no aceptar más la violación de los derechos humanos y sociales a los pueblos latinoamericanos.
(*) Ex Secretario General de la Federación Latinoamericana de Trabajadores de las Industrias y la Construcción (FLATIC); ex Coordinador de la Acción Sectorial Latinoamericana CLAT-CMT y ex Vicepresidente de la FMTI.
Fue Delegado de la CGT de los Argentinos para apoyar en Córdoba el proceso de convocatoria y participación de la CGT Regional en su incorpo-ración a la CGT de los Argentinos. La noche del Plenario de la CGT Regional Córdoba para incorporarse a la CGT de los Argentinos, fue secuestrado por elementos civiles miembros de la Policía Federal, en el Bar Akrópolis, frente a la CGT, antes de que comenzara el Plenario. Fue también Delegado reorganizador en la Regional Tucumán. Posteriormente fue, hasta el 24 de marzo de 1976, miembros del Comité Central Confederal de la CGT unificada.
Fuente: Rebanadas de Realidad, 28.05.11