El 10 de diciembre de 2022 se conmemora el Día Internacional de los Derechos Humanos.
En nuestro país, el contexto actual, signado por un escenario político de agitación y fuerte violencia simbólica, azuzado desde las corporaciones que sirven al poder real y que persiguen intereses opuestos al interés nacional y al pueblo, crea una situación de alerta en cuanto a la vigencia de los DDHH.
El intento de magnicidio a la Vicepresidenta de la Nación, sus ramificaciones políticas y la pereza del Poder Judicial para avanzar en el total esclarecimiento del hecho con la celeridad que la gravedad institucional demanda; el contubernio impúdico de fiscales, jueces y camaristas, con integrantes de la casta política y los monopolios de la comunicación; el fallo condenatorio a Cristina Fernández de Kirchner, en un proceso viciado de irregularidades y en una clara violación a todas las garantías contempladas en la Constitución Nacional. Avanzadas del poder real que ponen en jaque la institucionalidad y el estado de derecho, garantías inalienables del cumplimiento efectivo de los derechos de todos y todas.
La igualdad, la justicia social, la movilidad social ascendente, el derecho a un trabajo digno y decente, a un salario justo que permita el desarrollo humano integral, el impulso y reconocimiento a los derechos económicos, sociales y culturales como emergencia de la agenda de políticas públicas, corren serio riesgo de paralizarse ante el acecho y posibilidad de avance de las derechas apátridas y los poderes concentrados.
Por eso, este 10 de diciembre urge la reflexión y el paso a una acción que nos movilice, nos una en la diversidad y nos articule en torno a un Proyecto Nacional, Popular y Democrático, con oportunidades para todas y todos los argentinos y argentinas.
Como venimos expresando desde el SADOP, sin justicia no hay paz, no hay democracia, no hay estado de derecho y, añadimos, no hay derechos humanos.