Durante el segundo encuentro del ciclo de conversaciones “Pensando el Proyecto Nacional desde la Mirada Sindical”, la Secretaria General de SADOP Marina Jaureguiberry expuso junto al Secretario Nacional de la Federación de Sindicatos de Colegios Particulares de Chile (FESICOP), Arturo Concha Fernández, sobre “Vouchers Educativos y Privatización de la Educación”.
Marina Jaureguiberry destacó la importancia de hacer un aporte a la discusión del proyecto nacional “con una mirada desde la Patria Grande, para pensar en qué país, en qué región, en qué mundo queremos vivir las y los trabajadores”.
A continuación, Arturo Concha Fernández pasó a relatar la experiencia chilena de 42 años con un sistema de vouchers.
En 1981, durante la dictadura cívico militar, comenzó la privatización de la educación chilena a partir de la municipalización. Entonces, las escuelas dejaron de estar a cargo del Ministerio de Educación y pasaron a los municipios. En simultáneo, se implementó el sistema de subvención escolar, eso que ahora se denomina voucher.
En Chile el voucher no se entrega a las familias sino a las instituciones, que pueden ser públicas o privadas. Pero al igual que la propuesta de La Libertad Avanza, los fondos que las instituciones reciben dependen de su matrícula. En consecuencia, las escuelas que tienen menos matrícula tienen menos financiamiento hasta que, eventualmente, cierran o son adquiridas por otras más grandes. Por eso, “el sistema de vouchers significa la muerte de la educación pública”, dijo Arturo Concha Fernández.
La realidad chilena y el «apartheid educativo»
Para desmentir que la competencia produzca un círculo virtuoso, citó el ejemplo de que hoy Chile tiene el sistema educativo más segregacionista de América Latina, lo que ha motivado que se acuñe el concepto de «apartheid educativo». Cada clase social tiene su propia escuela. Esto, expresó, ha generado “la destrucción del tejido social, impidiendo la creación de un sueño colectivo, una cultura común”, y ha creado una educación “literalmente, para una casta”.
Además, continuó, para poder financiar la educación universitaria se creó en 1989 el Crédito con Aval del Estado (CAE). Así se invitó a la banca privada a financiar los aranceles universitarios. En 2022, afirmó, el monto de la deuda en CAE que las y los estudiantes chilenos contrajeron con la banca privada ascendió a 10.000 millones de dólares. Hay más de un millón de estudiantes endeudados con el CAE, y el promedio de pago es de 14 años, con un máximo de 20. “Ese es el costo del neoliberalismo, de la privatización, de no defender la educación”, declaró.
En definitiva, concluyó, “el sistema de vouchers no mejora ningún índice de aprendizaje en la educación, al menos en la experiencia chilena de los últimos 42 años”.
Al abrir la instancia de preguntas del público, entre otras cuestiones se consultó por las condiciones laborales de las y los docentes en Chile. Arturo Concha Fernández explicó que en Chile hay 3 subsistemas educativos: el público y gratuito, que es municipal; los colegios particulares subvencionados y el sistema particular o privado. El sistema municipal es el único que tiene un sistema salarial unificado. En los demás casos hay una relación privada entre el empresariado y las y los docentes. Por lo tanto, dentro de cada escuela hay una situación distinta y el salario puede ser inferior al mínimo. Además, destacó que las y los docentes chilenos no cuentan con un sistema de salud propio.
En el cierre, Marina Jaureguiberry expresó la necesidad de salir a dar debates en todos los ámbitos, incluidas las redes sociales. Y declaró que la experiencia chilena “nos tiene que servir no para asustarnos, sino para salir concretamente a militar lo que tenemos, a defender y mejorar lo que tenemos”.
El encuentro se llevó a cabo en la sede de nuestro sindicato ubicada en Tte. Gral. Juan Domingo Perón 2625 (CABA), y fue transmitido en vivo por el canal de YouTube de SADOP Nación.