22 de octubre.
“Soy todos los pasos valientes de mis abuelas, su latir furioso que dio vueltas la tierra, partió los muros, y estalló al silencio hasta vencerlo entero. Soy todos los pájaros de humo tejidos en su aire, nacidos para buscarme. Soy la terquedad de mis abuelos, su semilla sedienta y justa, la profecía imposible de sus libros y el mar lejano de su niñez. Soy los ojos de mi madre, el fuego de su sangre, el eco de su esperanza. Soy las manos buenas de mi padre hechas cuna. Soy la carcajada más alta del mundo en una foto sobre sus hombros. Soy todas las esquinas de esta ciudad de candiles y tempestades y cicatrices y alas Sus treinta mil ausencias ardiendo, viviendo en los brazos que sostienen los carteles, que me hacen ser quién soy”, Tabaré y Yamandú Cardozo.
La identidad es un derecho fundamental que tenemos como personas, consistente en el derecho a ser uno mismo, a conocer quiénes somos, de dónde venimos. La identidad no se trata de algo estático, sino que es un proceso que se reafirma y reformula a lo largo de toda nuestra vida, a partir de las múltiples identificaciones que ponemos en juego en identificación con otros. Tomamos rasgos de otros, que incorporamos, que nos modifican y que se entrelazan con otras características que nos hacen diferentes a los demás.
La identidad se construye dentro de una familia, de una escuela, de una comunidad, de una nación, e incluye características como la filiación, el género, la etnia, las opciones culturales, religiosas y políticas entre otras.
En nuestro país, este derecho fundamental e inalienable, parte de un proceso social más amplio de construcción identitaria, fue vulnerado desde el mismo Estado durante la última dictadura cívico-militar, a través de la implementación de un plan sistemático de sustracción de la identidad de niños y niñas. Esta situación, derivó en la necesidad de explicitar la identidad como Derecho Humano fundamental, generando la necesidad de garantizarlo por parte del Estado.
Nada de esto hoy sería posible, sin la lucha decidida y valiente de Abuelas de Plaza de Mayo, cuyo objetivo primordial es localizar y restituir a las niñas y niños apropiados durante la dictadura, a sus legítimas familias, reconociendo y poniendo en valor el Derecho a la Identidad, pero a la vez dando fundamento jurídico a normativas y tratados de carácter nacional e internacional.
Desde el SADOP, ratificamos nuestra convicción de acompañar en forma permanente la lucha por Memoria, Verdad y Justicia, promoviendo acciones concretas y efectivas para que nuestros compañeros y compañeras trabajadores y trabajadoras de la educación, construyan una Escuela crítica frente a la realidad, con conciencia histórica y con compromiso político para reconstruir nuestra memoria colectiva.
SECRETARÍA DE DERECHOS HUMANOS SADOP NACIÓN