Hechos como estos no pueden ocurrir en una sociedad en democracia. Que una maestra sea secuestrada y torturada por tres hombres encapuchados es un total acto de violencia, no solo hacia ella en particular, sino hacia toda la comunidad educativa en general.
Desde SADOP se les exige a las autoridades provinciales y nacionales que garanticen la seguridad de los trabajadores e identifique los responsables de tan aberrante hecho.