El objetivo principal de las avaluaciones estandarizadas internacionalmente es el de promover la competencia, etiquetando y clasificando alumnos y docentes en función de su rendimiento. Por tal motivo el Sindicato Argentino de Docentes Privados (SADOP) ha sido crítico de las pruebas PISA (por sus siglas en inglés: Programme for International Student Assessment) que están dominadas por una visión economicista y unilateral de la educación.
Las PISA son negativas en más de una dimensión. Por un lado los países se ven tentados a seguir caminos fáciles y de corto plazo para mejorar su desempeño en las pruebas, dejando del lado que los cambios en el campo educativo llevan mucho más tiempo que los tres años que separa una prueba de otra. Por el otro, el carácter reduccionista y tecnocrático de esta evaluación contribuye con la precarización del trabajo docente y la despolitización de las prácticas educativas.
La implementación de las pruebas se realiza en muchos países con asociaciones entre el sector público y privado, abriendo oportunidades de negocios que entran en franco antagonismo con los intereses educativos. Algunas de estas empresas ofrecen servicios educativos a las escuelas estadounidenses y a los distritos escolares de manera masiva y con fines de lucro, al tiempo que persiguen planes de desarrollo de la educación primaria con fines de lucro en África.
Estar en desacuerdo con PISA no pone en duda el valor objetivo de la evaluación en sí en el proceso pedagógico y en las políticas públicas de educación. Más aún, como consecuencia del Acuerdo Paritario del 29/10/2013 y la instrumentación del Programa “Nuestra Escuela”, acuñamos un sentido, un itinerario y una metodología propia: auto-evaluación institucional, participativa y situada.
Salir de este sistema no implica negar la validez de otro tipo de pruebas internacionales. Por ejemplo, las del Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE), coordinado por la oficina regional de la UNESCO en América Latina, constituyen un aporte de mayor relevancia para el conocimiento riguroso de la calidad educativa en la región.
PISA tiene otro componente, que es la difusión sesgada de los resultados, cuyo objetivo es deslegitimar el desempeño docente, y en consecuencia su justo reclamo salarial. Solo medir en un múltiple chorice algunos ítems de saberes, de algunos alumnos, de una edad, de algunos colegios, está en las antípodas de evaluar desde la integralidad, en contexto y a consciencia.
Mario Almirón
Secretario General
SADOP – CDN