[“La disfonía no es un tema médico sino una problemática específico de una actividad laboral determinada”]
En el marco de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, el Dr. Luis Castiglioni, Gerente de Prestaciones de Salud de OSDOP (Obra Social de los Docentes Privados), expuso sobre la problemática docente del uso de la voz, a la que se suele calificar como "parte de sus riesgos de trabajo”.
El Dr. Castiglioni inició la charla contradiciendo la frase recurrente y generalizada que describe a la voz como la herramienta de trabajo del docente. “La voz es una función vital del ser humano. A diferencia de una herramienta, como el martillo, cuando se gasta no se puede tirar.” A su vez, denunció que esta problemática laboral se encuentra socialmente invisibilizada.
“La disfonía no es un tema médico sino una problemática específica de una actividad laboral determinada”, detalló, para luego atribuir sus causas a las condiciones de trabajo y los ámbitos donde se desarrolla el trabajo docente. “Las aulas suelen ser ambientes físicos no apropiados, sin condiciones acústicas ni reverberancia, con presencia de ruidos externos y una cantidad de alumnos sobreelevada”, describió el médico.
El Gerente de OSDOP también explicó los tipos de disfonía, dando cuenta que los docentes padecen una del tipo “mixta”, un compendio de las otras: “Empieza por una alteración funcional y termina en un problema orgánico”. A su vez, partió de una enunciación dinámica que define la salud como “la capacidad para superar conflictos”, para así invitar a los presentes a reflexionar sobre el problema de tratar el uso de la voz como un “conflicto”. “La sobreexigencia de la voz no es una función natural. Las condiciones en las que los docentes deben realizar su tarea son las que los lleva a un sobreesfuerzo reiterado y consecutivo”, señaló.
Respaldado por varios trabajos de investigación, el Dr. Castiglioni puso en valor una encuesta en la que un 56 por ciento de docentes admitían tener alteraciones normales de la voz. También remarcó los datos de un test llevado a cabo a más de 8 mil trabajadores de la educación, exponiendo que el 70 por ciento poseía la función glótica comprometida. Las investigaciones revelaban la proporción directa y exponencial entre trabajados afectados y su grado de antigüedad en ejercicio, sentenciando que “los docentes que están enfermos siguen trabajando”.
“La sintomatología expresada más frecuente es la angustia, la ansiedad, la somatización y la sobreexigencia”, detalló el Dr. Castiglioni, para adentrarse en un análisis del contexto social y cultural en el que se da la profesión: “Estos padecimientos se vinculan con el hecho de aguantar las afecciones de voz sin protestar. El tema no se habla como enfermedad, sino como causa del control de ausentismo para mejorar la calidad y el promedio de horas de clase de los niños. No se menciona que hay trabajadores enfermos”.
A su vez, el médico denunció que “la legislación laboral avanza más que la práctica”, y detalló que la Ley de Riesgos del Trabajo considera a la disfonía como una enfermedad laboral producida en el ámbito de la docencia. “La Ley dice que el empleador es quien debe denunciar la enfermedad ante la ART. ¿Por qué no lo hacen? Porque si aparecen muchos docentes con problemas en la voz, lo que se va a revisar es la calidad del establecimiento, y la prima por el seguro de ART va a crecer.”
Finalmente, el Dr. Castiglioni denunció que los docentes son “forzados a no declarar la enfermedad”. “De esta manera, la afección evoluciona y los docentes se perjudican ya no solo en su salud, sino también en sus derechos, porque hasta que la ART no interviene, la enfermedad no existe, provocando la pérdida del derecho indemnizatorio si el trabajador sufrió la pérdida total de la voz, o la posibilidad de traslado a un puesto sin exigencia de voz cuando la pérdida fue parcial”.
La charla fue moderada por Claudio Gelati, Secretario de Tesorería de SADOP, y contó con la presencia de docentes, estudiantes de magisterios y alumnos, además de miembros del Consejo Directivo Nacional encabezados por María Lazzaro, Secretaria General Adjunta de SADOP.
El Dr. Castiglioni cerró el encuentro recordando que “la individualización aumenta la culpa, mientras que lo colectivo arma defensa”, en clara alusión a la lucha por el bienestar de los trabajadores de la docencia.