Por Horacio Ghilini
Secretario de Relaciones Institucionales SADOP
Secretario de Políticas Económicas CGT
Director del suplemento TyE
Las preguntas que debe responder un político son acerca de qué se hace y cómo se hace, dando por sentado que es él quien lo hace porque tiene claro, y así lo propone, el qué y el cómo. La manipulación de la política consiste en concentrar la pregunta en el quien recortando de ese modo la atención de los votantes, tratados por el marketing político como una audiencia que se maneja con estímulos emocionales y estéticos.
Es el marketing estúpido, podría ser la ironía de los tiempos que corren y cabe para la inédita manipulación que el círculo rojo practica sobre la población argentina.
Sólo en el clima creado por los sponsors de Mauricio Macri puede entenderse que su candidato haya dicho que el gobierno que se inició en 2003 llevó el dólar de 3 a 15 pesos y que esa afirmación pase desapercibida, o peor aún, como una verdad. Macri mintió y lo hizo con premeditación y alevosía.
El precio del dólar en la argentina es el que cobra y pagan exportadores e importadores. Entre ambos suman operaciones anuales por 90.000 millones de dólares. Ese precio oscila ahora en 9,50 ¿De dónde salen los 15 pesos que Macri dice que es la cotización a la que el gobierno llevó al dólar? De una construcción de marketing político destinada a legitimar la devaluación brutal con la que él va a comenzar su gestión en caso de que gané las elecciones dentro de una semana. La maquinaria que construyó a Macri opera sobre las expectativas para que, si el gana, la devaluación no sea tal sino simplemente una comunicación informando que deja de existir el precio que hasta el día anterior surgía de la administración del mercado cambio por el Banco Central. También pueden llegar a decir: "a partir de la fecha se unifica el tipo de cambio".
Ese es el plan de Macri: devaluar, aplastar los salarios en la misma proporción y comenzar con otro país. Con otra organización económica y social. Sólo no será así si el convoca en el acto a paritarias para recomponer el poder adquisitivo de los salarios, decisión imposible porque anula la devaluación.
Vamos llamar macrismo al núcleo de intereses concentrados que lo puso a Macri en carrera.
La política sostenida por ese núcleo apunta a un país muy distinto al que vivimos y queremos, comenzando por el manejo el Estado.
Más aún, comenzando con el desmantelamiento del Estado en manos del mercado, es decir volviendo al infierno de la mano del pastor Macri.
Juan Domingo Perón organizó un nuevo Estado con capacidad para decidir el presente a partir de organizar el futuro. Un Estado que tenía que disponer de recursos suficientes para estructurar su proyecto de país. Y ahí llegamos al núcleo articulante de la política. Si es la de un proyecto nacional y popular, el Estado tiene que disponer de todos los recursos que necesite el desarrollo económico para que inversión, salarios y rentabilidad empresaria funcionen, hagan crecer el país.
El modelo del macrismo es lo opuesto. Necesita disponer de un Estado sin recursos o vaciarlo si los tiene, para disponer de las rentas primarias que nacen de las exportaciones agropecuarias y de las financieras originadas en el endeudamiento del Estado, dolarizándolas para darles el destino que les marca el dinero con que se monetizan que no es otro que la fuga. Para lograr disponer del Estado necesita una gran devaluación.
Ese es el programa de macrismo y eso es lo que su candidato con cinismo nos anunció: el dólar a 15 pesos que con la campaña negativa sobre las reservas del Banco Central puede llegar a tener cualquier precio. Se trata en definitiva de volver a vaciar al Estado, es decir, dejar sin trabajo a los trabajadores y sin empresas a los pequeños y medianos empresarios que viven gracias al mercado interno.
Nuestro candidato nos da la seguridad de que ello no pasará.
Movilicémonos para que Daniel Scioli derrote al nuevo intento de llevarse puestos a los argentinos.