Por Silvia Bustamante
Secretaria General de SADOP Catamarca
Involucrados en las actividades cotidianas del gremio, invariablemente, los compañeros desarrollan cierto compromiso institucional y, así, una vez cubiertos ciertos requisitos estatutarios preestablecidos, pueden desempeñar el rol de delegado escolar.
Por lo general, cuando un docente privado se inicia en la actividad laboral, evidencia cierta resistencia a afiliarse al gremio; suele apelar a diversos resquemores y temores infundados. Sin embargo, esta circunstancia es propicia para desarrollar diversas estrategias para llegar a ellos: informarles y darles a conocer el beneficio de tener un "paraguas de protección sindical".
Al afiliar, nuestro gremio está apostando también a desarrollar entre los docentes un sentido de pertenencia, haciéndole saber que SADOP tiene la personería para agrupar, representar, defender y promover los intereses laborales del sector educativo privado a nivel nacional. Hacemos especial hincapié en que sólo a través de la afiliación es posible construir una institución sindical poderosa, y que es ese mismo poder será el hilo conductor de futuras conquistas gremiales, afianzando la representación en distintos ámbitos de participación.
En esta construcción gremial surge, de manera preponderante, la figura del delegado escolar, pieza fundamental en la estructura de representación sindical que nos constituye como entidad. El compañero que es elegido democráticamente ejerce la doble función de ser un nexo comunicacional entre los docentes de una institución educativa y respecto a los demás cuerpos orgánicos de una seccional sindical.
El delegado representa al sindicato ante sus compañeros de trabajo y ante quienes se constituyen como la patronal. Fundamentalmente es un enlace en esta relación de reciprocidad, vínculo contemplado tanto por la ley de asociaciones sindicales como por la constitución nacional.
Como docente y Secretaria General del SADOP Catamarca, suelo remarcar la noble misión de formar a los niños y jóvenes, pero quiero rescatar particularmente la imagen del maestro, que una vez elegido como delegado escolar, tiene además el desafío de "hacer docencia" con sus pares. El capital informativo que adquieren nuestros afiliados es considerablemente alto cuando tienen un delegado que los represente, respecto de quienes aún no lo poseen.
Siempre lo remarco: en donde hay delegados involucrados, comprometidos y responsablemente informados sobre el accionar diario del sindicato, hay también docentes afiliados vinculados cercanamente al gremio.
Desde las bases, necesitamos que nuestros compañeros sepan de las conquistas obtenidas, participen de los proyectos en marcha, conozcan también de nuestros fracasos o gestiones improducentes y, asimismo, manejen con propiedad su régimen de licencia, sepan calcular el salario que perciben y cuál es la composición del mismo o aprovechen los beneficios que ofrece el gremio, por citar algunos ejemplos.
La institución gremial promueve permanentemente la formación específica de los delegados sindicales a través de jornadas de capacitación, encuentros regionales y la carrera de formación político-sindical, brindando de este modo herramientas indispensables para el eficiente ejercicio de su representación, afianzando su liderazgo en el lugar de trabajo, y constituyéndose en un referente serio y capaz de involucrar a nuevos compañeros.
Gran parte de nuestro accionar como sindicato se gesta en los pasillos de la escuela o en la sala de docentes. Allí es donde solo pueden llegar nuestros delegados escolares. Nuestra intervención sindical será realmente asertiva si conseguimos fortalecer los vínculos con nuestros afiliados, lo que lograremos a través de nuestros delegados. Parafraseando a Horacio Guarany, podría afirmar que esta figura en el colegio es como ese cantor que no debe callarse, porque “si se calla el cantor se quedan solos los humildes gorriones de los diarios, los obreros del puerto se persignan, quién habrá de luchar por su salario”.