El último trimestre suele ser, junto con el primero, de menor volumen en las exportaciones de granos. Sin embargo, la liquidación de divisas registrada en el último trimestre de 2014 fue récord para esa época, con 5446 millones de dólares, superando en casi un 5% a la registrada en 2010, que era la más importante hasta entonces, y en más de un 40% a la liquidación de 2013 para el mismo período.
La teoría nos dice que los especuladores venden sus activos cuando la esperanza del precio futuro es menor al actual, y los atesoran cuando esperan algún tipo de beneficio en su futuro que de ello derive. Evidentemente, la tendencia a la baja en los precios hizo que muchos exportadores que no vendieron en mayo a U$S 550 por tonelada optaron por liquidar sus granos antes de fin de año, cuando el precio no llegaba a los U$S 400, ante la amenaza de una perdida aún mayor.
La pérdida, sin embargo, no fue sólo para el complejo exportador agrícola, sino para el país en su conjunto, que se vio particularmente perjudicado no sólo por no haber contado con los recursos tributarios por derechos de exportación, sino también por no haber podido ingresar una suma estimada de 1400 millones de dólares en divisas al Banco Central.
Ahora, parecemos presenciar un retorno a los comportamientos de acopio y retraso en el ritmo exportador. Estos pueden responder tanto a la espera de alguna mejora en los precios, o a la esperanza de una renta extraordinaria derivada de una apuesta a la devaluación. Sin embargo, estas prácticas en las condiciones actuales pueden culminar retrasando la importación de bienes intermedios, perjudicando a la producción industrial y al empleo nacional. Es por ello que no puede ni debe quedar en manos de especuladores, la política de proveer de divisas a la economía argentina.
Fuente: Diario Tiempo Argentino, Suplemento Trabajo y Economía