El Estado activo frente a los formadores de precios

  • Publicación de la entrada:11 febrero, 2015
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Por Franco Bellizzi y Julián Otero

La política implementada por el gobierno nacional para combatir la inflación a partir del programa de Precios Cuidados provoca enconos a medida que se extiende en el tiempo y, sobre todo, cuando da muestras de éxito a través del amplio respaldo que encuentra en la ciudadanía. La principal razón de la antipatía opositora es la premisa sobre la que se ancla el programa: al ser un acuerdo flexible y voluntario de seguimiento de precios, barre de un plumazo todas las críticas que apuntan al gobierno como “autoritario” y “negado al raciocinio en relación con el manejo de la economía”. Es ilógico un planteo semejante ya que son las propias empresas, productoras y comercializadoras, quienes suscriben voluntariamente con la Secretaría de Comercio de la Nación un seguimiento de precios con revisiones trimestrales

Los ataques a esta política de precios provienen de sectores que han dejado de ganar rentas desmedidas gracias a la “libre competencia del mercado”. A esta altura, y como una de las consecuencias de la internalización ciudadana de la política de precios de referencia, quedan muy expuestas las empresas cuando imponen precios en las góndolas con intenciones de obtener ganancias exorbitantes y ajenas a cualquier principio racional de rentabilidad.

La respuesta de la oposición ante el modo en que el gobierno encara al problema de la inflación es variada. Se expresa mediante editores, periodistas, y reconocidos analistas económicos que, desde la prensa gráfica o audiovisual, relatan el fracaso de todo lo que realiza el gobierno desconociendo los resultados de Precios Cuidados. Cabe aclarar que esos espacios de comunicación son auspiciados, en gran medida, por las empresas de mayor facturación del país.

Frente a estos diagnósticos oscuros es imprescindible contrastar los dichos opositores con los datos de la realidad. En principio debemos destacar que según los datos del Indec la inflación fue para el año 2014 de un 23,9% (por debajo del promedio de las paritarias). Y si consideramos la variación de los precios de los productos incluidos en el programa Precios Cuidados, la misma cerro en torno al 18%, guarismos muy por debajo de algunos pronósticos, o deseos, de principio de año, que estimaban una inflación superior al 40 por ciento. Por el contrario, lo que se debe subrayar es la desaceleración de la espiral inflacionaria, que se observa de modo drástico en el rubro de alimentos y bebidas, productos de consumo masivo, que comenzó el año con un aumento de precios en torno al 9% (corrida cambiaria mediante) y finalizó con una variación del 0,2 por ciento.

En ese agitado mes de enero de 2014, fueron muchos los que al unísono declararon un nuevo fin de ciclo; sin embargo, a medida que Precios Cuidados se afianzaba entre la población, más empresas se acercaron para ingresar de forma voluntaria al acuerdo de precios. Recordemos que la canasta de productos en el inicio del programa era de casi 200 artículos, y cerró el año con más 400 productos; además, sumó nuevos bienes como productos pa1ra celíacos, materiales para la construcción, electrónicos, motovehiculares, y al rubro de la telefonía.

Con la ampliación del programa por medio de la Red Com.Pr.Ar, quedó mucho más claro qué sectores anidan esfuerzos con el gobierno Nacional para combatir a la especulación y los formadores de precios. De manera paulatina y constante se fueron adhiriendo pequeños comerciantes de todo el país. Hoy son más de 4000 los almacenes y autoservicios de barrio, y más de 250 feriantes, que llevan el acuerdo voluntario de precios a la gran mayoría de los puntos de venta del país. Y para el caso de las más de 100 cooperativas de trabajo y empresas familiares que se sumaron como proveedoras del programa, en su amplia mayoría los incrementos son inferiores, los datos son contundentes: la inflación de este sector pyme es menor al 12% anual. Es evidente que estamos mencionando al sector productivo y de comercialización que no tiene (por escala o tamaño del establecimiento) capacidad de imponer las condiciones de venta, ni el precio de mercado de los bienes y servicios. Son los eslabones de la economía más interesados en la estabilidad económica, y demuestran que con esa variación de precios siguen obteniendo rentabilidad; mejor dicho, se hacen de una ganancia razonable.

Lo más importante del programa son las consecuencias que se desprenden a la hora de realizar un análisis. El establishment económico que ligaban la inflación al mal desempeño de la gestión económica del gobierno ha quedado fuera de foco. Las premisas que hablaban del “despilfarro del gobierno”, “la emisión descontrolada”, o “el creciente déficit fiscal”, para fundamentar el incremento de los precios ha perdido asidero. Puesto que, el velo del mercado se cayó, y los ciudadanos están más avezados; ahora saben que si los precios aumentan, esto se debe a los actores más grandes de la economía –las principales empresas en un mercado concentrado– y a las grandes cadenas comercializadoras, que en conjunto quieren sacar provecho de esta situación para obtener ganancias siderales.

A lo largo de la historia, la inflación ha sido una herramienta muy efectiva para condicionar o desestabilizar gobiernos. El dramático proceso hiperinflacionario de 1989 sirve como ejemplo. Pero hasta ahora, la historiografía habló de “golpe de mercado” para explicar ese hecho. El empoderamiento ciudadano que generó Precios Cuidados es un domo que contiene a los “mercados”, una política pública que defiende el bolsillo de los argentinos contra quienes manejan la “mano invisible del mercado” e intentan apropiarse del trabajo de todos los argentinos, actores económicos que saben dónde golpear para volver a obtener un porción enorme de la torta.

*Integrantes del GEENaP

Diario Tiempo Argentino, Suplemento T&E