Por Soledad Vallejos
Diario Página 12
En la Argentina, el 81,2 por ciento de quienes dan clase en establecimientos privados primarios y secundarios son mujeres; el 18,8, varones. El 73,5 por ciento de ellas y ellos dan clase solamente en colegios de gestión privada, y el 26,5 por ciento tiene horas laborales también en el ámbito estatal. La mitad de las y los docentes de primaria y secundaria tienen entre 31 y 45 años, y el 80 por ciento del total no tiene otra actividad laboral remunerada que no sea dar clases. En promedio, la enseñanza en el sector privado argentino está a cargo de mujeres de 40 años. Esas son sólo algunas de las observaciones de la Primera Encuesta Nacional de Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo (Cymat) que el Sindicato Argentino de Docentes Privados (Sadop) realizó para relevar condiciones laborales cotidianas de 4500 docentes empleados en 888 escuelas de todo el país. El secretario de Comunicación de Sadop, Gerardo Alzamora, explicó a este diario que el relevamiento arrojó sorpresas: "Descubrimos que hay un malestar docente, y que muchas veces los docentes van a trabajar enfermos por distintos motivos. Por un lado, porque no se reconocen sus enfermedades profesionales, pero también por no dejar el aula, porque creen que lo que tienen no es tan importante como para dejar el aula".
El estudio, el primero en su tipo en la Argentina, se realizó entre 2012 y 2013 en establecimientos de todo el país, a través de formularios autoadministrados y sobre una muestra representativa. Antes de ello, los delegados sindicales de las distintas jurisdicciones participaron de jornadas regionales de sensibilización. En los establecimientos identificados como conflictivos para la actividad sindical, los docentes también participaron, aunque con algo más de discreción. La información fue procesada durante 2014. El panorama que arrojó, dijo Alzamora, "permite sistematizar, analizar y presentar datos de cuáles son nuestras condiciones de trabajo como docentes privados, y es un insumo básico a la hora de negociar en paritarias nuestro convenio colectivo. Si no tenés clara la situación, ¿qué vas a pedir? Tratar sólo aumentos salariales no soluciona el problema. Como docentes, sabemos que mejorar las condiciones de trabajo en nuestro caso es mejorar la calidad de la educación".
De acuerdo con el relevamiento, las situaciones de los docentes de primaria y los de secundaria no difieren demasiado, empezando por la composición de cada grupo. En la primaria, el 87 por ciento del cuerpo docente está conformado por mujeres; en el secundario, el 75. En primaria, el 44 por ciento de los docentes son jefes de hogar; en el caso del secundario, el 50. La mitad de las docentes, sean maestras o profesoras, tienen el peso de la doble jornada porque las tareas domésticas de sus hogares están a su cargo (el 48,8 en el primer grupo, el 50,2 en el segundo). En el caso de los docentes varones los números se reducen notablemente: sólo el 30,4 de los maestros y el 20,2 de los profesores señalaron que si ellos no están "las tareas domésticas quedan sin hacer".
El salario obtenido por enseñar, en el caso de los maestros, constituye el 56 por ciento del ingreso total del hogar; en el caso de la enseñanza media, el 59. Maestras y maestros trabajan en total 37 horas reloj semanales: 26 en la escuela y 11 en tareas ligadas a la docencia pero fuera del horario laboral. En el nivel de enseñanza media, las y los docentes trabajan en total 35 horas reloj por semana: 25 en el colegio y otras 10 fuera. Los maestros suelen vivir más cerca del establecimiento donde enseñan (el 49,7 viaja hasta media hora para llegar), mientras que más de la mitad de los profesores viaja entre media y dos horas (el 56,7). En primaria, en promedio, cada docente tiene a su cargo dos cursos, que hacen un promedio de 61 alumnos. El 60 por ciento de los maestros trabaja en un solo establecimiento. En cambio, en el nivel medio, el 60 por ciento de los docentes da clases en al menos dos y como máximo cuatro colegios; sólo un 32 por ciento se mantiene en un solo establecimiento, pero hay un 7,4 que enseña en cinco o más colegios. Sumando todas las estadísticas, el docente promedio trabaja en dos establecimientos y dicta clase a siete cursos, lo que ronda un total de 199 alumnos.
Muchos docentes no toman descansos a lo largo de la jornada escolar: el 25 por ciento de los maestros aprovecha los recreos para hacer tareas de planificación, o bien cuidan a los alumnos; el 25 por ciento de las y los profesores descansan hasta 10 minutos en horario de clases. Quizás eso incida en los indicadores de salud y enfermedades: más del 73 por ciento de los docentes padeció alguna dolencia pero fue igual a trabajar; el 70 por ciento permanece de pie a lo largo de toda la clase. El 73 padeció fatiga, cansancio y desánimo sin causa; el 65, dolores de cabeza; el 72, dolores musculares, de huesos y articulaciones; el 60, nerviosismo o mal humor y dificultades para conciliar el sueño; el 35, afonías o disfonías; el 30, trastornos de la visión; el 29, tiene várices en las piernas. El 26 por ciento dice que en los edificios donde dictan clase hay mucho calor; el 16, que se padece el frío. En el ámbito privado, las licencias por enfermedades de corta duración suelen ser pedidas por el 66 por ciento de los maestros y el 70,4 de los profesores.
Son muy pocos los docentes que dijeron haber sido agredidos por alguna cosa vinculada a su tarea (el 1,4 de los maestros; el 1,3 de los profesores). Sin embargo, son muchos más quienes aseguraron haber sido amenazados: el 19,4 por ciento maestros, el 14,8 por ciento profesores. En el caso de la primaria, más de la mitad de esas amenazas fueron adjudicadas a los directivos escolares (el 54,4 por ciento); en la enseñanza media, el 41,5 por ciento de los casos.
Además, de acuerdo con el relevamiento, el trabajo docente es absorbente aun fuera del horario laboral. El 82,6 por ciento de los maestros dice que su trabajo deja nada o poco tiempo para otras actividades; el 80,9 de los docentes de media dice lo mismo. Tareas propias de la actividad docente como corregir, preparar clases y material didáctico o evaluar se realizan en una abrumadora mayoría fuera del horario escolar. Tan demandante es la labor que el 48,6 de los maestros y el 37,7 de los profesores aseguran que siguen pensando en problemas de sus alumnos fuera de clase.