El proyecto de aniquilar al peronismo encarnado por Aramburu y la autonombrada "Revolución Libertadora" había fracasado jaqueado por la fortaleza de la resistencia peronista. La misma resistencia que le dio el nombre adecuado a la dictadura: "La Libertadura."
En ese contexto la oligarquía decide encarar otra estrategia: la de "diluir" al peronismo, intentando atomizarlo en otras fuerzas políticas. Para eso se mantuvo la proscripción con la ilusoria idea de que el pueblo trabajador se iba a ir decantando por otras alternativas políticas. Un resultado de la proscripción fue el triunfo de Frondizi en las elecciones de 1958 para lo que contó con los votos peronistas.
Rápidamente mostró que su voluntad estaba ligada al conservadurismo. Presionado desde distintos sectores se quedó sin poder y en esa situación apostó a la represión encarnada por el Plan CONINTES que llevó a la cárcel a cientos y cientos de dirigentes y militantes sindicales.
En 1961 los trabajadores recuperan la CGT y comienzan a preparar su estrategia de cara a las elecciones legislativas y provinciales de 1962. El 18 de marzo de ese año se produce un hecho histórico: el dirigente de los textiles Andrés Framini ganó ampliamente en las elecciones para gobernador de la provincia de Buenos Aires. Framini, un hombre siempre comprometido con la causa popular y que había pasado cuatro años entre detenciones y persecuciones de la "Libertadura", había sido impulsado por una idea de Perón. Desde el exilio, Perón había anunciado que la fórmula para la provincia tendría a Framini como gobernador y a él mismo como vicegobernador. El gobierno, de inmediato, se puso en guardia y lo impidió. Framini ganó ampliamente (los candidatos peronistas se impusieron en diez de las 14 provincias en las que se votaba), pero los militares forzaron la anulación del resultado y pocos días después derrocaron a Frondizi. Junto a Framini, otros dirigentes gremiales habían sido candidatos a diputados: Sebastián Borro (Frigorífico Nacional), Jorge Di Pasquale (Farmacia), Roberto García (Caucho) y Eustaquio Tolosa (Portuarios).
Es en ese contexto de creciente enfrentamiento con la oligarquía en el que se produce, en junio de 1962, el Plenario Nacional de las 62 Organizaciones en Huerta Grande, una localidad cordobesa que quedó asociada a este hecho político para siempre. Perón había ordenado un endurecimiento de la lucha. En Huerta Grande se destaca la presencia de Amado Olmos, del gremio de la Sanidad, un dirigente indispensable para comprender la lucha de esos años. El programa que hicieron público las 62 Organizaciones sigue vigente y es una referencia de las grandes luchas de los trabajadores. Y siempre vale repasarlo:
1. Nacionalizar todos los bancos y establecer un sistema bancario estatal y centralizado.
2. Implantar el control estatal sobre el comercio exterior.
3. Nacionalizar los sectores claves de la economía: siderurgia, electricidad, petróleo y frigoríficas.
4. Prohibir toda exportación directa o indirecta de capitales.
5. Desconocer los compromisos financieros del país, firmados a espaldas del pueblo.
6. Prohibir toda importación competitiva con nuestra producción.
7. Expropiar a la oligarquía terrateniente sin ningún tipo de compensación.
8. Implantar el control obrero sobre la producción.
9. Abolir el secreto comercial y fiscalizar rigurosamente las sociedades comerciales.
10. Planificar el esfuerzo productivo en función de los intereses de la Nación y el Pueblo Argentino, fijando líneas de prioridades y estableciendo topes mínimos y máximos de producción.
Fuente: Tiempo Argentino