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Políticas públicas con perspectivas de diversidad ¿Realidad o Utopía??

  • Publicación de la entrada:3 marzo, 2021
  • Tiempo de lectura:7 minutos de lectura

El covid 19 ha profundizado sin dudas las desigualdades que históricamente siguen existiendo y que las personas con diversidad funcional siguen soportando.

La pandemia pasará y las desventajas quedarán al descubierto  entre las personas más vulneradas.

Esto se debe a que no existen políticas de Estado a largo plazo y no se considera a este colectivo a la hora de tomar decisiones escuchando las voces de quienes atraviesan esta injusticia.

Según datos de la CEPAL (Comisión económica para América Latina) el 14% de la población de América Latina tiene alguna discapacidad y está totalmente naturalizado que enfrentan barreras de acceso a las instituciones, espacios de participación y derechos para la vida social.

Por lo tanto, enfrentarse con tantos obstáculos deriva en un alto porcentaje de marginalidad y desempleo, lo que lleva sin dudas a la pobreza.

Sumado a esto, la comunicación inaccesible a la hora de denunciar hechos de violencia y discriminación, por no contar con los apoyos técnicos necesarios produce además exclusión social. Palabras con un significado profundo y con necesidad de revertir: marginalidad, desempleo, final esperado, EXLUSIÒN SOCIAL.

Claramente la falta de acciones concretas derivadas de discursos sin perspectivas de derechos y diversidad nos coloca en un lugar donde podemos diferenciar dos grupos, las personas con discapacidad y las personas sin discapacidad, según nuestra construcción social. Este último grupo resulta prioritario a la hora de redistribuir recursos,  mientras que el otro grupo sigue reclamando, solicitando, suplicando por JUSTICIA DE OPRTUNIDADES.

Las personas con diversidad funcional,  NO SON y NO FUERON consideradas en esta pandemia. Los protocolos no fueron pensados ni en el sistema de salud ni en el sistema educativo.

La inclusión social implica una gran transformación que depende exclusivamente de nuestra actitud y de acciones en conjunto de responsables públicos, profesionales, familias y organizaciones.

La esencia de la transformación en el modelo de vida esperable, consiste en enfocarse en la persona y tomarla como referente ante cualquier decisión y posterior actuación.

Comenzaron en algunos lugares las clases presenciales y no se tuvo en cuenta que muchos de los estudiantes son hipoacúsicos o sordos necesitando de la lectura labial para comprender el lenguaje oral, se habla de los barbijos y las mascaras protectoras, pero nunca se hablo de barbijos transparentes como decisión del Estado contemplando esta necesidad.

Realizar tramites de manera online cuando las paginas web son inaccesibles, también se presenta como una barrera a la hora de formar parte de la virtualidad.

A eso me refiero cuando hablo de políticas Públicas.

Las personas con diversidad funcional  DEBEN SER considerados,  por derecho y como sociedad comprometida  a la transformación  interpelada por la justicia social , como resultado después del impacto que la pandemia nos dejara. Nuestro gran desafío es hacer realidad LOS DERECHOS.

Desde el primer momento que esta pandemia apareció el Estado debió planificar sus acciones pensando en un diseño universal donde cada ciudadano fuera cuidado según sus necesidades, respetando sus derechos como la Convención Internacional de los derechos de las personas con discapacidad así lo contempla.

Basta de sensibilizar y concientizar es hora de actuar, de tomar decisiones y de priorizar.

Las personas con diversidad funcional deben ser PRIORIDAD.

Cuestionarnos entonces, nuestra mirada social hacia la diversidad funcional, si como sociedad estamos dispuestos a transformarnos  con entornos accesibles o seguir naturalizando la indiferencia para algún sector que nos resulta  incómodo      exigiendo            garantías de Estado.

En relación al lema que toman las personas con discapacidad “ nada de nosotros sin nosotros” ,todo se hizo sin la participación de quienes reclaman día a día ser escuchados, no fueron convocados como voces autorizada a la hora de tomar decisiones.

Una sociedad que no sabe, no puede o peor aún  no quiere hacer nada con las personas con  diversidad funcional  debe reconocer que lo que está en juego verdaderamente es el respeto de sus derechos como persona y ciudadano.

Por Prof. Sandra Ferrero
Docente de Apoyo a la Inclusión
SADOP Delegación Río Cuarto