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Algunas reflexiones sobre el proceso electoral en la CGT

  • Publicación de la entrada:15 mayo, 2012
  • Tiempo de lectura:9 minutos de lectura

Por Mario Almirón
Secretario General SADOP

En nuestro Modelo Sindical de Unidad  la  cúspide de  la  pirámide  es la  Conducción de  la  CGT. Los trabajadores organizados gestaron el 27 de  abril de  1930  esta  institución  que no  fue  creada por  ley  ni  por  resolución  administrativa, sino por la  voluntad  autónoma  de las  organizaciones  gremiales, vale  decir  “desde abajo”.

Concebimos y valoramos a la  CGT como la Organización que  expresa –por su  historia y protagonismo- a los intereses, anhelos y sueños de la clase  trabajadora  argentina.

Tan decisiva ha  sido  en  la  vida  de nuestro  país, que la última dictadura militar -1976-  la  intervino y  dispuso  su  disolución, como la  de  todas  las  entidades  de  tercer  grado  existentes, a la  vez  que  vedaba a los  gremios participar  en  actividades  políticas o prestar apoyo  directo o  indirecto a quienes  las  realizaran.

La etapa  histórica que  vive  nuestro País  y  la Región Suramericana suponen  un  gran  desafío para  los  trabajadores. La tarea del  sindicalismo, si  quiere  crecer como  instrumento  de  liberación personal y social y  como  actor clave  de  transformación de  la  realidad  es ampliar  sus  horizontes. No  sólo  debe  abarcar  la defensa  y  representación  de  los  trabajadores  en sus  lugares  de  trabajo. También  tiene que asumir  la defensa  de  los  más  débiles, de los  más  pobres, de  los  trabajadores  no  registrados  y  la de los que  aún no  tienen empleo. La  lucha  por  la  Justicia  Social  para  todos los  trabajadores obliga a nuevas  prácticas solidarias. Como nos  enseñara el Compañero Mario Morant,  nuestras  estructuras  sindicales se  derivan  de  la  revolución industrial y pueden  ser insuficientes  para dar  cuenta de los nuevos  tiempos. La cuestión es  si  las “viejas botellas”  tradicionales  pueden  aceptar el “nuevo  vino”.

En medio de  este  proceso, como  es natural, surgen posicionamientos  y candidatos para ocupar  la  conducción  de  la  CGT. Legítimamente, desde uno  u  otro  sector aspiran a obtener el  apoyo  de  los  Congresales  para  la  próxima  elección.

En  este momento  de  tensión –y  de  acuerdo a ciertas  interpretaciones  de la  realidad– pareciera “venirse abajo”  el  poder sindical. Nosotros, desde  SADOP, creemos que “una  fragua es un mundo  que  se  desploma”. Y diremos  con Eduardo  Galeano  que: “…somos lo  que  hacemos para  cambiar lo que  somos… la identidad no es una  pieza  de  museo, quietecita en la  vitrina, sino la  siempre  asombrosa síntesis de  las  contradicciones  nuestras  de  cada día”.

Creemos  que las  organizaciones  sindicales  debemos afrontar  la  continua  tensión  entre utopía y  realidad. Si somos  idealistas, ignoramos los  límites e imposibilidades  reales. Si  somos realistas “superficiales”, ignoramos  las  posibilidades que  esta  etapa histórica nos ofrece (que no son pocas). El camino es  complejo, y las  contradicciones  están  presentes, pero debería  ser  recorrido  en unidad.

Lo central para el  SADOP  es  cuál  será la  direccionalidad  político/sindical  de  la Conducción a elegirse. Obviamente no avalaremos  un Programa  de Acción  que  pretenda  representar a los trabajadores y sus organizaciones  sin defenderlos. Pero tampoco coincidimos con aquellas posiciones  que –sin capacidad para  ver los  “grises”– plantean de modo apocalíptico que  estamos  ante una amenaza  tal que  solo  queda  ir al  choque. El choque  continuo –lo decía Juan Perón– “es el principio de la destrucción  del  poder”. Esta direccionalidad tiene que  ser  debatida por la CGT, para que su acción  exprese al conjunto. Si ello  no  ocurre, caemos en el  riesgo de  la  “disociación”  que es  lo  contrario a la  “asociación”. Si una  fuerza  tenemos los  trabajadores, es la  que  da  la  UNIDAD. No tras una u otra  persona, o en apoyo de  tal o  cual  Compañero –todos respetables– sino Unidad de Proyecto, que trasciende esa  dimensión individual, para enmarcarse en lo  colectivo.

Para nosotros la  misión de la conducción  de  la  CGT  es la  de  representar al  conjunto  de  las  Organizaciones  Gremiales  afiliadas. Para ejercer  esta  defensa, es imprescindible definir al enemigo (el  que está en el  anti/proyecto de los trabajadores), al adversario y a los  Compañeros. Para nosotros el “enemigo social” es  aquel  que explota, somete y domina a los  trabajadores  desde  el  poder  del  dinero. Confundir el enemigo  es  un error importante, de  aquellos  que  no  debe cometer la  conducción. La  etapa actual exige  integrar consensos y disensos, apoyos y críticas, protesta y propuesta, expresión del conflicto  y  negociación. La  negociación no  es  una  actividad más  del  sindicalismo. Es  su  función  principal. Y  de ella  dependen, en buena  medida, los  logros  para los  trabajadores y para la Nación.

SADOP quiere una  CGT  unida y poderosa, que  sea protagonista  del Proyecto de  País. Que ocupe el lugar de insoslayable interlocutor ante los empresarios  y  el Gobierno. Que sea  capaz  de  articular los diversos  intereses de las Organizaciones que la  integramos, sin llevarlos a un mínimo denominador  común  que  ahogue  las  particularidades  de  cada sector o  actividad. Y  que evite la  fragmentación  del  Modelo Sindical  Argentino. El sector financiero, y los empresarios  que  lucran a costas  del  esfuerzo de los  trabajadores se verán beneficiados de  esa  fragmentación. Si el mejor  sindicalismo  para  las  visiones  liberales es “el que no  existe”; es  obvio  que el peor es  aquel “unido y poderoso”, coherente  en  sus  accionar  y consecuente en  su  Compromiso con los más  pobres.

La lucha contra  el  neo/liberalismo en los  90 nos encontró resistiendo en las  calles. Hoy la  realidad es otra. Subsisten muchos problemas que  deben resolverse para  que todos los  trabajadores  mejoren  continuamente su situación. Por caso, el sector docente no goza aún de  las  Condiciones  de  Trabajo que  necesita  y  merece.  Pero no  pueden negarse los  pasos  dados en los  últimos años –desde la Presidencia  de Néstor Kirchner– en  protección  de los más necesitados y los  nuevos  paradigmas  que se generaron para el mundo del trabajo.

Los  trabajadores  somos parte  del  Pueblo  que  quiere una  Patria Justa, Libre  y  Soberana integrada a la Patria  Grande Latinoamericana y centrada  en  sus necesidades y  valores. Desde esa  perspectiva militamos desde el  SADOP  esta  etapa histórica de nuestra  Patria  y del Movimiento Obrero.